Cisma en la cúpula del Atlético
Gil Marín desdice a Cerezo y niega que la renovación de Ferrando fuese un error
"La continuidad de César Ferrando, créame, la decidirá Toni Muñoz al final de la temporada", aseguró ayer el consejero delegado del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín. Enrique Cerezo, el presidente, había dicho 24 horas antes en la Cadena Cope que fue "un error" renovar al técnico valenciano en noviembre. "Cerezo me ha dicho que no dijo eso", adujo Gil Marín.
Toni Muñoz, el director deportivo del club, el teórico hombre clave en la decisión, está molesto. Tan molesto que, con un inhabitual tono de voz de enfado en él, un hombre tranquilo, de perfil gris, palabras pausadas y declaraciones romas, respondió: "Pregúntele a los que han hablado de si va a renovar o no y después ya hablaré yo. Ahora no me pregunte a mí. Ya diré lo que tenga que decir".
Desde la directiva se critica a Toni Muñoz, el director deportivo, que se plantea irse
Ya amenazó Toni con dejar su cargo en diciembre pasado, cuando fueron desechados los refuerzos que propuso en el mercado de invierno. Ayer comentó a algunos de sus hombres de confianza que se plantea de nuevo presentar su renuncia.
En la directiva tampoco hay una gran sintonía con el director deportivo, de cuya capacidad real para cumplir su tarea se duda. "Nunca se sabe lo que quiere", dicen en la cúpula del club. Toni, ex jugador y alérgico a estar en primer plano, fue la solución de emergencia tras la turbulenta época de Paulo Futre como máximo responsable de la parcela deportiva. Se ocupaba entonces de la cantera y nunca le han otorgado la capacidad de decisión que tuvo su predecesor en el cargo.
"Es imposible que nadie haya dicho nada de Ferrando porque aún no se ha decidido nada", insistió Gil Marín. Al técnico aún le resta otra campaña más de contrato. En el entorno de Ferrando, de hecho, sorprendió la decisión de prorrogar el contrato del preparador. "Pusieron muchísimo empeño", comenta alguien cercano al preparador. Otra sorpresa para los hombres que negociaron aquella prolongación fue "el olvido" por parte de la directiva de incluir una cláusula de rescisión en el caso de que el equipo no se clasificase para ninguna competición europea. No existe esa cláusula. Y Ferrando tiene firmado cada año un sueldo cercano a los 600.000 euros.
Lo más extraño del caso es que la relación entre el técnico y la directiva ha sido mala desde el primer momento. El carácter de Ferrando, combativo y directo, nunca ha gustado en las oficinas. "Esto es un caos", dijo el preparador hace unas semanas a quien quisiera escucharle. Y, en los despachos con vistas del Calderón, no gustaron sus palabras. "El Atleti es el Atleti, nada más", dijo Ferrando. Y sus palabras no gustaron. Los desencuentros se han sucedido desde que se bajó la bandera de salida de la Liga. Tanto es así que, un mes después de renovar al entrenador, algunos directivos ya se planteaban su despido. Visto lo visto, Cerezo se desdijo ayer mismo y declaró: "Lo normal es que Ferrando siga. Tiene contrato".
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