El enésimo remiendo del Madrid

Cuando Alberto Herreros se lesionó hace un mes contra el Pamesa Valencia, Lolo Sainz se echó las manos a su albina cabellera. Todavía no disponía de ningún parte médico, pero el responsable de la sección de baloncesto del Real Madrid intuía que la victoria (87-76) iba a salir muy cara. Menos de 24 horas después, el tiempo le dio la razón: con Bennett entre algodones, Boza Maljkovic no podría contar por lo menos hasta mediados de mayo con su capitán, baja por una rotura de ligamentos en el dedo pulgar de la mano izquierda.

Por eso, zarandeado por las lesiones, el Madrid ha afrontado su infortunio en la recta final de la fase regular cargando las pilas en Estepona con mucha terapia marina y aumentando la profundidad del banquillo con fichajes. Primero llegó el estadounidense Justin Hamilton, "un base para ayudar en los entrenamientos", decía Sainz de él, que sin embargo ha disputado todos los partidos desde que llegó. El jueves lo hizo su paisano Jay Larrañaga. "No estoy aquí para sustituir a Herreros, sino para ayudar al equipo", se legitimó el escolta. Trotamundos con pasaporte irlandés, ya sabe de la dureza de la ACB tras su paso, la temporada pasada, por el Caja San Fernando (20,7 minutos, 8 puntos y 1,7 rebotes) y un año antes por el Gran Canaria, con 9,1 puntos y 2,7 capturas en 24 minutos. Antes botó el balón en el Regio Calabria, Peristeri, Villeurbane -los almanaques le destacan como el mejor jugador comunitario y lanzador de triples del campeonato francés con un 50,6% de aciertos (91 de 180) en la campaña 1999-2000-, Milan y Racing de París. "Buscábamos a un hombre inteligente y que conociera la ACB", expone Maljkovic. El serbio también destaca los orígenes de Larrañaga, que finalizó contrato en el Lottomatica romano. "Su padre es entrenador y esto nos vale de mucho". Segundo hijo de Jim, entrenador desde 1997 de la Universidad de George Mason (Virginia), estuvo a las órdenes de su padre y mentor en su último año de universitario.

Aunque nació en Charlotte (EE UU), Larrañaga no se formó en La Fábrica, como se conoce a la prestigiosa universidad de Carolina del Norte que produce jugadores como churros. Lo hizo en la High School de Bowling Green de Ohio, a la vera de los Grandes Lagos. Su tiro exterior y la frialdad que muestra desde la línea de libres son los principales valedores de Jay, que no hizo carrera en la NBA por sus 1,95 metros de estatura. Maljkovic es consciente de los puntos fuertes y débiles de su último remiendo. "Aportará experiencia, pero no es como Bullock o Gelàbale. No puede construir sólo sus tiros, depende de los bloqueos", augura.