"Nunca quito el pie"
Pablo García (Canelones, Uruguay; 1977) es uno de los jugadores más admirados y odiados del fútbol español. Con una zurda exquisita, sus actuaciones más recordadas son las polémicas con Helguera, Carboni, Baptista o Caparrós -esta semana ha dicho que ir al Calderón sería como ir a la guerra-. Amable fuera del campo, cuando cruza la cal se afila su perfil y se convierte en un hombre distinto con pinta de guerrero. Tras diversos fracasos en España (Atlético y Valladolid) e Italia (Milan y Venecia), ha encontrado su sitio en Osasuna de la mano de Javier Aguirre. A un año para la finalización de su contrato, el Sevilla o el Barcelona ya han mostrado su interés por este medio centro.
"Se exagera mucho. Aunque haga dos faltas por partido, el duro siempre soy yo"
Pregunta. Antes de la ida de las semifinales de la Copa, contra el Atlético, afirmó que Osasuna era el favorito. ¿Lo mantiene?
Respuesta. Me gusta decir la verdad y cómo veo el fútbol. Creo que estamos en el buen camino y sólo tenemos que estar concentrados. La verdad es que nunca gana el mejor, pero pienso que realmente somos los favoritos. Estamos con muchas ganas y motivación.
P. Estuvo dos temporadas en el filial del Atlético sin llegar a debutar. ¿Qué ocurrió?
R. Llegué muy joven y en el Atleti había muchos entrenadores y no sabían ni quién era. Me presenté y no me conocía nadie. Además, tuve problemas con el pasaporte y me faltaba un poco de experiencia. Fueron años duros. Me cedieron al Valladolid, en el que tampoco jugué. Volví al Atlético, tampoco contaron esta vez conmigo y me tuve que volver a Uruguay.
P. Tras ese trago, ¿es un rival al que se enfrenta más motivado?
R. No le tengo ganas especiales al Atlético. No me interesa nada el equipo que esté enfrente. Quiero ganar y llegar a la final.
P. Recaló en el Milan, en el que tampoco jugó apenas y que le cedió al Venecia. Y, al final, llegó la llamada de Javier Aguirre para venir a Osasuna. ¿Demasiadas decepciones en Europa?
R. El Milan hizo una temporada mala y sólo disputé cinco partidos. En el Venecia tampoco jugué prácticamente nada. No jugaba nunca. Siempre tenía problemas con alguien: con los técnicos, con algún compañero... Al no jugar, lo ves todo mal y se hace duro. Lo único que me mantenía vivo era la selección. La verdad es que empezar con peor pie resulta imposible. Osasuna y el míster han confiado en mí y me han dado continuidad, por lo que estoy muy contento. El técnico se ha portado de forma excelente conmigo en el trato humano y el resto de la gente me considera un navarro más.
P. ¿Qué opinión le merecen los calificativos de duro y peligroso que se atribuyen a su equipo?
R. A Osasuna siempre se le mira lo malo, nunca las cosas positivas. No sé por qué, pero es un club que no es muy querido. Me cuesta entenderlo porque somos gente buena, que va de frente. Lo considero injusto, pero sabemos que no va a cambiar y que tenemos que ir siempre derechos y mejorar. Siempre se dice que Osasuna es duro, pero no me molesta para nada. No sé si lo hacen por tratar de ofendernos, pero yo lo tomo como gracia.
P. ¿Y usted? También se le califica de violento. Pero, tras los partidos, se muestra afable. ¿Hay dos Pablo García?
R. Fuera del campo, estoy tranquilo, me gusta bromear, no me gustan los problemas... Pero, cuando pita el árbitro, me transformo totalmente. Es mi manera de ser: las ansias de ganar y de hacerlo todo bien. Sí hay un Pablo García fuera del terreno y otro dentro. Ya en los partiditos del barrio siempre me agarraba a piñas con algún amigo... Pero es mi manera de ser. Al otro día ya nos estábamos dando un abrazo porque todo lo hacía con buena fe.
P. ¿Cree que existe una persecución contra usted?
R. La prensa se ceba mucho. Exagera en ese sentido porque soy consciente de que a veces juego fuerte, pero sin mala intención. Quizá los equipos grandes hacen entradas más duras que las mías y no se dice nada nunca, pero tampoco me molesta. No voy a cambiar mi manera de jugar.
P. ¿Resulta fácil sacarle la tarjeta amarilla a Pablo García?
R. No sólo a mí, sino a todos los jugadores de Osasuna. Pero va a pasar siempre. Hay que vivir con eso y acostumbrarse a que cada cinco partidos haya que cumplir uno de sanción. Se exagera mucho. Aunque haga dos faltas por partido, el duro siempre soy yo. Pero no puedo cambiar digan lo que digan. Tengo que jugar como siempre. Me encanta el fútbol, poner la pelota en el piso... Pero conozco la necesidad de las falta tácticas, de cortar el juego... Estoy acostumbrado a vivir con eso.
P. ¿Qué piensa cuando se ve año a año como el jugador más tarjeteado de la Liga?
R. Me hace gracia. Me río y lo tomo con buen humor. No le doy importancia. Y pienso: "¡Qué exagerados que son éstos!".
P. ¿Le es fácil controlarse sobre el terreno de juego?
R. Hay veces que me cuesta. Ahora comienzo a controlarme un poco más. Pero, si tengo que ir fuerte a una pelota dividida, iré fuerte porque es mi manera de ser. Nunca quito el pie.
P. ¿La clave de esta noche?
R. Nosotros, sin actitud ni garra, no somos nada. Debemos tratar de buscar un gol y, cuando no tengamos el balón, me gustaría jugar como el Liverpool contra el Chelsea: ir a por todas y trabar con la cabeza si hace falta.
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