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La crisis de la Bolsa alemana se salda con la dimisión de su presidente

Seifert fracasó en su intento de compra del parqué de Londres

La lucha de poderes en la Bolsa de Francfort se saldó ayer con la dimisión de su presidente, Werner Seifert, y la retirada a final de año del presidente del consejo de vigilancia, Rolf Breuer. Los máximos responsables de Deutsche Börse se rindieron al final de una batalla con accionistas británicos de la compañía, que pugnaban por deshacerse de ellos desde el fracaso de la compra de la Bolsa de Londres (LSE).

Christopher Hohn, presidente del hedge fund (fondo de alto riesgo) británico TCI, que posee el 8% de Deutsche Börse y asegura contar con el apoyo del 35% del accionariado, inició, tras la retirada de la oferta para adquirir LSE, una campaña para derribar a Seifert y Breuer. Hohn no aprobaba la puja por LSE, iniciada por Seifert a pesar de las críticas internas. La operación le parecía demasiado cara y arriesgada. Por ello, comenzó a convencer a otros accionistas para que le apoyaran en el intento de derribar al presidente en la junta general, que tendrá lugar el 25 de mayo.

En cuanto al consejo de vigilancia, órgano de control del consejo de administración, Hohn argumentaba que su composición ya no representa a la nueva estructura accionarial. Y es que la Bolsa alemana bien podría cambiarse el nombre por "German Stock Exchange", pues sólo un 7% de las acciones permanecen en manos alemanas. El resto es extranjero. El 48% es propiedad de británicos, mientras que una buena parte es estadounidense.

El consejo de vigilancia actual no defendió suficientemente a los accionistas en el episodio LSE y no desempeñó su función de control de la presidencia, critica TCI. Por eso el fondo británico abogaba por un relevo en la composición del órgano.

Después de presentar unos resultados espectaculares para el primer trimestre -el EBIT (resultado antes de impuestos e intereses) creció un 18% para situarse en 177,7 millones de euros y la facturación un 5% hasta 399,4 millones- Seifert prometió revertir sobre los accionistas 1.500 millones en forma de dividendos y recompras de acciones hasta mayo de 2007. De ellos, 800 millones caerían ya este año. Pero de nada sirvieron los regalos prometidos para endulzar el ánimo de los accionistas ni la ronda de conversaciones iniciadas la semana pasada por Seifert para lograr el apoyo de los inversores británicos.

Para hacer balance de esas conversaciones, se reunió ayer de manera extraordinaria el consejo de vigilancia. Pero todos sabían que en ella también se hablaría de la permanencia de Seifert y Breuer. Ante la idea de tener enfrente un consejo de vigilancia nuevo que le fuera hostil, Seifert se adelantó con su dimisión.

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