"Ha merecido la pena"

Aparte de los inmigrantes y los empresarios, los funcionarios de la Seguridad Social son los que más han sufrido las aglomeraciones en los últimos días del proceso de regularización. Hasta 12 horas de trabajo diario, detallar una y otra vez los documentos necesarios para solicitar el permiso de trabajo...

"Algunos días no he podido ni ir a comer", contaba ayer una funcionaria de Madrid que prefiere no dar su nombre.

Trabaja en la dirección provincial, aunque durante el proceso de normalización ha peregrinado de oficina en oficina. El viernes la enviaron a la del distrito de Usera, una de las oficinas que registraron colas interminables. "Al final del día te tienen que recoger con una carretilla", dice con sorna. "Pero ha merecido la pena", afirma orgullosa de que su trabajo haya servido para que centenares de miles de inmigrantes "tengan los mismos derechos que los españoles".

Para esta funcionaria, el plazo para la regularización -desde el pasado 7 de febrero hasta ayer- ha sido "corto" y, a su juicio, "se deberían haber aceptado más documentos, como el abono de transportes, para demostrar el empadronamiento por omisión".

Pero, en términos generales, está satisfecha con el proceso y su organización: "Se han utilizado todos los medios disponibles. No se ha contratado más gente porque no había más espacio. Hemos utilizado todo el posible".