"Pensar como un jugador es muy peligroso para un técnico"

Talento, ambición y trabajo. Dusko Ivanovic (47 años, Serbia y Montenegro), entrenador del Tau desde hace cinco cursos, tiene las ideas claras. Mañana dirigirá al Tau frente al CSKA en el primer envite de la final a cuatro de la Euroliga de baloncesto, en Moscú, y lo hará como siempre, dejándose media vida en ello. Y exige lo mismo a sus jugadores: "Yo vivo los partidos al máximo. Y como yo lo deben hacer ellos. Pensar en cada momento, en cada acción. Cuando preparamos un partido, de la misma forma que yo sé casi todas las acciones, el jugador las tiene que conocer también. Vivir ese partido. No sólo participar, vivirlo".

Entrenar, competir, vivir... Todo se entremezcla cuando Ivanovic desgrana sus ideas. Unas teorías que tienen que luchar contra el estereotipo demasiado simple que cifra en su dureza la clave recurrente de su éxito: "¿Qué significa ser duro? Si significa que quiero que un jugador progrese cada día, que quiero ganar siempre, que cuando un jugador viene a entrenarse tiene que estar mentalizado única y exclusivamente para trabajar, entonces, sí, soy duro". Pese a la fama que le persigue, afirma llevarse bien con sus jugadores: "Tengo muy buena relación con ellos, pero siempre sabiendo que hay una distancia. Además, un entrenador que trabaja bien, que les ayuda a progresar... Ésa es la mejor manera de ser amigo de alguien. No la de tomarte tres copas con ellos".

"Mi equipo tiene talento y ambición. Y trabaja mucho. Su mejora es precisamente consecuencia del trabajo"

Existen dos teorías básicas sobre cómo ha de construirse un equipo: según las características de los jugadores o según el sistema del técnico. Ivanovic no tiene dudas: "Mis ideas son lo primero. Creo que el trabajo de un entrenador es intentar meter a un jugador en su sistema y sus ideas. Las características de un jugador lo son más por los hábitos que tenga que por otra cosa y éstos se pueden cambiar. El entrenador, con todos los jugadores de que dispone, tiene que elegir a los que puedan jugar a la manera que él quiere". Para esta elección utiliza dos tipos de selección: "Primero, hay una natural. Hay gente que no puede dar lo que se necesita para jugar aquí y, simplemente, se va. Luego está la que hace el entrenador. Hay jugadores que no pueden aguantar este ritmo de trabajo. Yo lo sé, y éste es otro tipo de selección que realizamos. Pero estoy seguro de que, si bajase el listón que pongo, no ganaríamos. Estoy convencido de eso".

Cualquiera que le vea dirigir un partido puede llegar a la conclusión de que este hombre nació para ser entrenador. No fue así. Sólo al final de su carrera dentro de la cancha empezó a pensar en esa posibilidad. Atrás dejaba una trayectoria estelar como jugador, formando parte de uno de los equipos más recordados del baloncesto europeo, la Jugoplastica de Kukoc y Radja: "Aquél fue el mejor equipo que conocí en Europa por el enorme talento que tenía. Pero nunca he pensado en buscar algo parecido. Cuando empecé a entrenar, tenía dos o tres cosas muy claras y una de ellas es que nunca puedes mirar a un equipo, sino que tienes que buscar tu propio camino".

El suyo le llevó hasta Vitoria. Y el Tau, con él, ha protagonizado una imparable ascensión que le ha instalado en la élite europea: "Cada año es más difícil. Estamos más arriba y resulta más difícil mejorar. Lo estamos consiguiendo gracias a una estructura muy buena que ha hecho Josean Querejeta desde hace tiempo, a que se fichan jugadores con talento y, sobre todo, a que tienen ambición para entrenarse. Luego..., nunca sabes, pero con mucho trabajo siempre puedes estar arriba y aspirar a ganar". Ganar y querer hacerlo siempre: "Cada partido es importante, no importa contra quién juguemos. El equipo lo ha asimilado bien. Si se entrena duro, el partido tiene que ser mucho más fácil, una fiesta para el jugador. Eso sí, una fiesta seria".

Ivanovic se fija sobre todo en tres aspectos de un jugador: el talento, la ambición para entrenarse y la progresión diaria y ser buena persona: "Sobre el talento no puedo hacer nada, pero sí sobre las otras dos. Hay muchas cosas que me pueden disgustar, pero lo que no acepto es que un jugador no tenga ambición para luchar o no se comporte correctamente, como una buena persona, respetuosa con el trabajo de sus compañeros". La Euroliga encara mañana su último acto. Una cita histórica a la que llega el Tau en un momento dulce, con todos sus jugadores en forma y en versión mejorada respecto a otras temporadas: "Son jugadores que tienen talento y ambición y que trabajan mucho. Su mejora es precisamente consecuencia de este trabajo".

Una cuestión pendiente. ¿Cómo se llevarían Ivanovic jugador e Ivanovic entrenador?: "Seguro que bien. Me gustaba trabajar. Hombre, tendría problemas por carácter. Aunque he de decir que yo como jugador y yo como entrenador somos dos deportistas diferentes. Una de las cosas que dije cuando empecé a entrenar fue: 'Nunca voy a volver a jugar al baloncesto'. Porque jugando pienso de una forma totalmente diferente a como pienso entrenando. Pensar como un jugador es muy peligroso para un entrenador".