El mismo final para un año diferente

Una turbulenta temporada, con cambio de entrenador incluido, acabó para los Memphis Grizzlies de la misma manera que la anterior: barridos con cuatro derrotas en la primera ronda de la serie final. Esta vez fueron los anárquicos y veloces Suns de Phoenix, que se toman cada partido como si de un carnaval se tratara, aplicando una ley poco vista en estos años oscuros de la NBA: anotar más puntos que el rival. Con un quinteto titular que se conoce de memoria, los Suns volvieron a sacar los colores a los Grizzlies en el cuarto y último partido de la serie. A pesar de ganar dos partidos a Phoenix en la temporada regular y de mantenerles por debajo de la barrera de los 100 puntos en ambas citas, ahora los Suns anotaron una media de de 113. Una barrera insuperable para los Grizzlies, donde sólo Pau Gasol (28 puntos en el cuarto choque) demostró que sabe anotar.

Los Grizzlies dejaron claro que carecen de lo que hay que tener para avanzar en la postemporada. Lo más parecido a una súper estrella es Gasol, que nunca logró recuperar la forma que alcanzó antes de su lesión del pasado enero. Nadie duda de su capacidad para anotar y su fabuloso movimiento de pies. Es en defensa donde apenas pudo competir contra gente mucho más fuerte y rápida como Amare Stoudemire, Shawn Marion y Quentin Richardson. Brian Cardinal, que llegó en verano con el objetivo de realizar el trabajo sucio en el poste bajo no cumplió las expectativas, mientras que Lorenzen Wright y Stromile Swift vivieron un año plagado de lesiones. El quinteto titular de los Suns jugó junto durante 1.314 minutos a lo largo de la temporada. El de los Grizzlies solo lo hizo 280, lo que explica de alguna manera una temporada que, aunque acabo igual que la anterior, no recordó a la del año pasado, cuando se clasificaron para los play-offs por primera vez en su historia.