Nada de milagros
Habrá quien crea que ha sido un milagro. La extraordinaria Sinfonía De los mil mahleriana que se escuchó el sábado en Coruña es fruto de la planificación y del esfuerzo de un magnífico director de orquesta. La Octava de Mahler es pieza difícil, y no sólo por el necesario control que requiere de su batuta rectora, sino porque en ella hay tantas cosas que muchas pueden perderse. Por eso hay que hacerse con ella desde el principio, darle la hondura que posee bajo su cáscara. El artífice principal del formidable resultado ha sido, claro está, Pablo Pérez, el hacedor de esta formación excelente que se ha situado a la cabeza de las españolas. El maestro burgalés comprende la obra, la ha trabajado hasta el más mínimo detalle. Hubo una perfecta distinción de sus dos partes, del triunfo a que conduce el Veni Creator a la redención a través del eterno femenino que propone el uso del final del Fausto de Goethe. El equipo de solistas cumplió con creces. Habría que destacar la musicalidad de la mezzo Iris Vermillion, la belleza del timbre del tenor Ferdinand von Botherm, la delicadeza de Race, Lojendio y Pizzolato y la sorpresa de un formidable José Antonio López. Estupendos los coros, con un sobresaliente para los Niños Cantores de la OSG, que fueron verdaderas voces infantiles.
Orquesta Sinfónica de Galicia
Víctor Pablo Pérez, director. Alexandra Marc, Amanda Race y Raquel Lojendio, sopranos. Iris Vermillion y Marianna Pizzolato, contraltos. Ferdinand von Botherm, tenor. José Antonio López, barítono. Hans Sotin, bajo. Coros de la OSG. Orfeón Donostiarra. Coro de Cámara del Palau de la Música. Mahler: Sinfonía nº 8. Palacio de la Opera. La Coruña, 30 de abril.
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