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Tribuna:EL PAI DE PORXINOS
Tribuna
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Otra oportunidad perdida

La relación entre las áreas urbanas y rurales en Europa está generalmente basada en una situación de desequilibrio a favor de las primeras, que establecen unas demandas, a las que las áreas rurales suelen dar respuesta en un intento por no perder "el tren del desarrollo", pero que generan contradicciones de lógica inexplicable. La demanda urbana de espacios verdes en sus áreas colindantes incluye oportunidades de practicar actividades de tiempo libre, mejora de la calidad de vida (aire libre de polución = salud), presencia de una importante biodiversidad (muy valorada aunque no siempre bien conocida), pero también producción alimentaria, industrial, zonas residenciales, vertido o reciclaje de residuos sólidos urbanos y provisión de agua. Por su parte, las áreas rurales demandan de la ciudad empleo, servicios especializados, ocio, formación-conocimientos, subsidios, pero también autonomía para decidir su propio modelo de desarrollo (muchas veces urbano). El intercambio entre ambos espacios es muy intenso, lo que las convierte en altamente dependientes, tendiendo a difuminarse las divisiones internas en estos territorios rururbanos, a pesar de que la demanda urbana se dirige hacia el mantenimiento de lo "rural", la imagen del cual está generalmente sustentada por la existencia de espacio natural o verde, cuyas posibilidades de uso por parte de los habitantes urbanos se suponen siempre posibles.

"En el centro y norte de Europa el peso de la ordenación del territorio está en la conservación"

La conservación de esos espacios verdes, de esos paisajes, en su mayor parte antropizados pero no por ello menos "valiosos", es cada vez más importante para los ciudadanos. Sin embargo, esa conservación, es decir, la no desaparición de esos espacios con los valores que ahora presentan, tiene, en términos económicos, un coste de oportunidad difícil de contabilizar y más difícil aún de compensar. Las actitudes utilitaristas de los tomadores de decisiones con respecto al medio natural y el paisaje suelen prevalecer sobre otras posiciones que aunque pueda parecer que encuentran más apoyo social no son capaces, en la mayoría de los casos, de trasladar a la población el valor de estos espacios más allá del meramente económico

En Europa, el interés de las políticas territoriales difiere según los países. En el sur y el este de la UE, se da prioridad al desarrollo (basado en la expansión urbana), mientras que en el centro y norte de Europa, el peso en las políticas de ordenación del territorio lo tienen en la actualidad las acciones de conservación. Los factores que en Europa contribuyen a incrementar la presión urbana sobre el medio natural y el paisaje son la ampliación o mejora de la red de transporte terrestre, la pérdida de importancia de la agricultura que servía de salvaguarda contra la urbanización y el incremento del nivel de vida asociado al aumento de la demanda de viviendas en entornos naturales bien dotados de servicios de todo tipo.

En el proceso de urbanización que sufre el entorno rural de un área urbana hay diversos tipos de actores sociales cuyas estrategias difieren, incluso dentro de los mismos grupos. La percepción y valoración de la presión urbana, las políticas de gestión del suelo, las perspectivas de desarrollo económico y las alianzas rural-urbanas son diferentes en las distintas áreas rurales europeas y difieren también según la posición social, que no económica, de cada uno de los actores implicados.

En la Comunidad Valenciana, El Camp de Turia es una comarca que está experimentando desde hace más de dos décadas una fuerte presión urbana por parte de la ciudad de Valencia y su área metropolitana más inmediata. En comparación con otras áreas bajo similar presión en otros países europeos, en el Camp de Turia, como en otras comarcas de la llamada segunda corona metropolitana, el proceso urbanizador se ha convertido en la fuente de ingresos más importante de los municipios. Ello ha llevado a reproducir los esquemas urbanos de ocupación de suelo poniendo en grave riesgo de desaparición, por el carácter irreversible de este proceso, un número de espacios verdes muy valorados por la población metropolitana. La dificultad de crear corredores verdes o redes de parques-parajes protegidos, junto con la falta de coordinación territorial -intermunicipal- para la gestión del suelo de manera racional y con una perspectiva a largo plazo están contribuyendo de manera implacable a la desaparición de estos espacios verdes periurbanos, tendencia contraria a lo que está ocurriendo en países del noroeste de Europa como Francia o Finlandia cuyo objetivo es la conservación de tales espacios.

La sociedad civil se configura en estos países como el motor del cambio mediante la percepción del valor de estos espacios, con una perspectiva temporal amplia y unos beneficios económicos crecientes que contribuyen a mejorar la calidad de vida de la población local y, al mismo tiempo, mejoran la calidad paisajística y ambiental del entorno urbano, convirtiéndose también en espacios simbólicos con un gran valor social.

En este sentido, el destino del Barranc de Porxinos, en el Camp de Turia parece abocado a ser otra oportunidad perdida para todos, urbanos y rurales. Los problemas de coordinación territorial y de valorización del entorno natural, propios de fases ya superadas en los países de nuestro entorno, aparecen en primera línea de la preocupación de algunos colectivos que intentan, con mayor o menor fortuna, influir en la opinión pública valenciana, todavía demasiado receptiva a los cantos de sirena de un desarrollo ajeno a todo lo que sea apostar por un modelo territorial sostenible a largo plazo.

La autora opina que los municipios del

Camp de Túria obtienen sus ingresos más

importantes del proceso urbanizador

María Dolores Pitarch Garrido es profesora del Departamento de Geografía de la Universitat de València. Investigadora en el proyecto financiado por la Comisión Europea titulado Building new relationships in rural areas under urban pressure (QLK5-CT-2002-01696), en el que participan también: Finlandia, Francia, Hungría y Holanda.

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