Lógica enferma
Me preocupaba la profanación de las palabras; me preocupa más la alteración del pensamiento lógico y la inducción de ideas disparatadas. Como estamos en época de consignas y campañas, esta derivación se hace al mismo tiempo por muchos individuos, y como tienen firmas y grandes medios pueden penetrar en quien no esté en guardia permanente. Tengo encima este ejemplo inquietante, y lo sacudo hacia el lector: la ministra de Vivienda planea pisos de 30 metros cuadrados para los jóvenes pero su despacho oficial es enorme; pero su vivienda personal ocupa 280 metros cuadrados, y en su patrimonio anterior al cargo hay una finca de 530 metros cuadrados. Me recuerda cuando, al principio de todo esto de vivir, yo planteaba la cuestión de cómo la Iglesia de los pobres está regida por quienes habitan el mayor y más rico palacio del mundo, el del Vaticano. Una persona me dio una respuesta muy clara: para el Papa es un sacrificio vivir entre esa riqueza, cuando él preferiría la pobreza, pero quien representa a Cristo está obligado a... Es que son imbéciles, pensé yo entonces. Es que creen que son imbéciles, corregí. Hipócritas.
Hemos visto estos días los fastos vaticanos, la Capilla Sixtina, la columnata Bernini, las vestiduras de oro y terciopelo, cuando veo diariamente a los pobres ir al convento -enorme, por cierto- de unas monjas a pedir la sopa diaria: el rancho, se decía antes, cuando lo solicitaban en los cuarteles. Claro que una lógica republicana y laica no se puede basar en eso, cuando el problema es mucho más grave. Sin embargo, estas desgraciadas gentes -desde el punto de vista intelectual- siguen tratando de hacer creer que hay comparación entre las viviendas del poder, sea cual sea, y la ayuda a resolver problemas de decenas de miles de personas que no tienen más metros cuadrados que los de su cama. En este mismo destrozo lógico desparraman la idea de que cuesta más caro construir un piso de 30 metros que uno de 100, según informes del Colegio de Aparejadores: como si el suelo no fuera el problema de la vivienda, y como si hicieran falta más ladrillos para lo pequeño que para lo grande. Este juego de perfidia y de veneno intelectual puede influir mucho; sobre todo, es capaz de crear la lógica cancerosa que emite diariamente la oposición. Desde sus buhardillas.
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