El Chino tenía fotografías de Bin Laden en la celda

Jamal Ahmidan, el Chino, muerto en el suicidio colectivo de Leganés del 3 de abril de 2004, era sobre todo un delincuente. Traficaba con hachís y otro tipo de drogas, e incluso había participado en el robo de varias partidas de hachís a unos traficantes de Marbella. Era sólo eso, hasta que pasó por la cárcel de Marruecos. Estuvo preso dos años y medio por una muerte en Kenitra, donde comenzó a interesarse por Osama Bin Laden, del que incluso tenía fotografías en la celda, y comenzó a rodearse de miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí.

Las declaraciones ante la policía del también traficante Lofti Sbai y de su novia retratan una progresiva radicalización del Chino. Éste estuvo en la cárcel en 1994 por un asunto de drogas. Siguió trapicheando hasta que lo apresaron en Marruecos. Cuando salió libre, era otro. "Había cambiado, ya no salía de noche, no bebía y vivía en San Sebastián", asegura Sbai. Sin embargo, seguía traficando e incluso robando, ahora supuestamente con la vista puesta en la financiación del atentado.

"Jamal Ahmidan le robó a una gente de Marbella [amigos de Sbai] 70 kilos de chocolate a principios de 2004 (...). Se corrió la voz de que desde que había vuelto de Marruecos robaba a mucha gente, y mucha gente le estaba buscando porque no pagaba a nadie", relata Lofti Sbai.

El punto de cambio lo notó también su novia, con la que había retomado la relación a la vuelta de Marruecos, tras estar en la cárcel. Sobre todo, a principios de 2004. Comenzó a dormir de forma alterna en casa, ya que se iba a una "granja", por la zona de Chinchón. La noche del 10 al 11 de marzo no durmió con su novia. Se fue a la guarida de los terroristas, "a dormir con los chicos".

"ETA se ha pasado"

Sin embargo, Ahmidan volvió a pernoctar con su novia en la noche del 11 de marzo. Entonces, habló con el hijo de su pareja sobre los atentados y le dijo: "Estos de ETA se han pasado". Pero, de forma inmediata, le contó a su novia que se iba a pasar unos días fuera, que estaría en Pamplona.

"Al regresar, el día 17 a Madrid", asegura su novia, "[el chino] comenta que había tardado tanto en volver porque se encontraba mal después de los atentados porque habían muerto muchas personas y quería estar tranquilo (...); porque se empezaba a escuchar que era cosa de grupos musulmanes, y se sentía mal". Luego, el día 19, se fue con sus amigos a la casucha a celebrar una fiesta. Días después, la policía marroquí registró la casa de los padres del Chino.

La novia sospechó lo que había ocurrido.