La segunda juventud de Cocu
A los 34 años, el ex jugador del Barça lidera al PSV, campeón holandés, que hoy juega la semifinal de la Liga de Campeones en Milán
No resulta casual que Philip Cocu (Eindhoven, 1970) lleve un diminuto balón de fútbol de oro macizo colgando del cuello: "A la pelota le debo disfrutar una vida de privilegiada. Si no fuera por ella, estaría sentado en una oficina", reconoció poco después de aterrizar en el Camp Nou, en 1998 procedente del PSV Eindhoven. Tras seis temporadas y 292 partidos jugados con la camiseta azulgrana -el 85% de los que pudo haber disputado- y convertido en el futbolista extranjero con más encuentros acumulados en la historia del Barcelona, volvió a casa el pasado verano "triste y decepcionado" por no haber llegado a un acuerdo para renovar.
Definido en su día por Johan Cruyff como "futbolista en estado puro", Cocu disfruta capitaneando al PSV de una segunda juventud. El sábado levantó el trofeo que distingue al campeón de Liga de Holanda, disputará la final de la Copa contra el Willem II y hoy juega el partido de ida de las semifinales de la Champions contra el Milan. Cocu razona el éxito de un equipo hecho a pedazos: "Nunca bajamos de nivel y a veces, lo hacemos verdaderamente bien". Tiene más justificaciones: "El ambiente del vestuario es excelente y todos estamos dispuestos a sacrificarnos en el campo por el compañero", asegura.
Para Ronald Koeman, que fracasó en su intento por llevárselo al Ajax , el rendimiento de Cocu este año ha sido "magnífico" y " una de las claves del éxito del PSV". Fueron compañeros de selección antes de que, ayudando a Hiddink con los oranje y después a Van Gaal en el Barça, comprobara que hablar de Cocu es hacerlo de un futbolista "ejemplar por su profesionalidad, capaz de hacer el trabajo sucio de la manera más elegante y regular como pocos: su juego siempre merece un notable", aseguraba ayer, en el aeropuerto del Prat, tras pasar un fin de semana en Barcelona.
Su regreso a Eindhoven abrió debate en la grada del Phillips Stadium, dividida entre los que recordaban su juego entre 1995 y 1998, años que junto a Numan, lateral, y Zenden en el extremo, formó una inolvidable banda izquierda actuando de interior. Hubo quien interpretó los dos años de contrato como un retiro dorado. Se equivocaron.
Tan decisivo ha sido en el juego que cuatro goles suyos en la Champions (uno contra el Arsenal, otro en Mónaco y dos contra el Olympique de Lyón), han llevado a su equipo a las puertas de la final de Estambul. Según Philip, es casualidad: "Yo aporto experiencia", dice satisfecho de la respuesta física que está dando: "Pensaba que a estas alturas del año estaría fundido, pero me siento bien", dice el actual capitán de la selección, que sólo reconoce dos puntos negativos de su vuelta a Holanda. Asmático crónico, se olvidó del problema durante los seis años en Barcelona; el pasado mes de enero sufrió una crisis. El segundo pero habla de sus tres hijos: "En Barcelona no había manera de meterlos en casa y ahora no logro que jueguen a la pelota en el jardín".
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