El Athletic apuesta y no gana

El espíritu de la Copa se dejó notar sobre el césped del estadio de Heliópolis desde el primer minuto de juego. En la Copa la personalidad es un valor esencial y lo que peor le puede venir a uno es enredarse a causa de dudas o brillantes ideas de última hora. El Athletic siente la Copa como algo propio, una competición integrada e integrante de su especial esencia.

El espíritu de la Copa se dejó notar sobre el césped del estadio de Heliópolis desde el primer minuto de juego. En la Copa la personalidad es un valor esencial y lo que peor le puede venir a uno es enredarse a causa de dudas o brillantes ideas de última hora. El Athletic siente la Copa como algo propio, una competición integrada e integrante de su especial esencia.

El equipo vizcaíno saltó ayer al campo en plan señor, importándole un pimiento jugar en la casa del enemigo. Salió fuerte, ordenado y apretado, ahogó las ideas para la salida del balón de los béticos y al minuto de comenzar, ya tuvo Yeste fácil marcar tras un pase bombeado sobre él área defendida por los verdiblancos.

El Betis también se ve guapo con la Copa en la mano y Llorenç Serra Ferrer eligió pedirle a sus futbolistas que hicieran lo que saben hacer, olvidándose también de si jugaban en casa o donde fuera. Si el Athletic estaba acertadamente compacto y con el balón para sí, al entrenador bético no le producía temor al menos, aparente- alguno. Yeste tuvo la citada oportunidad de marcar, Juanito pareció hacerle penalti a Tiko, y a Etxeberria se le envenenó un tiro después de pegar en la espalda de un defensor. Y Serra Ferrer sin sudar.

En el minuto 11, Denilson consiguió meter la pelota entre la línea de cuatro de la zaga rojiblanca para que la cogiera Oliveira a mil por y encarara a Doblas. El brasileño tiro fuera, pero el Betis ya explicó a lo que quería jugar.

El Athletic siguió con su trabajo. Especialmente Tiko, que curró mucho y bien para que el balón llegara a la zurda de Yeste o la cabeza de Llorente. Yeste desperdició otra buena jugada, aunque nacida de una pifia: Fernando, en la esquina izquierda de su área y cerca de la línea de fondo, se desplomó -sin que nadie sepa aún porqué y casi ni cómo-, el regalo lo recogió Etxeberria que centró raso al primer palo donde Yeste se lució con un sutil taconazo y Doblas con su excelente colocación, que impidió el tanto.

El Athletic dominaba todos los aspectos del juego. Supo Ernesto Valverde colocar a los suyos en donde podían hacer los suyo y destrozar lo que pretendiera el contrario. Del Horno, como interior, contribuyó a secar lo poco de Joaquín que dejaba Casas. El extremo bético tan sólo logró poner un balón en el área rival en toda la primera mitad. Aunque se cambiara de banda con Denilson, que sí que logró desbordar a Murillo en más de una ocasión, Joaquín no supo o no pudo irse de casi nadie casi nunca.

El Athletic dominaba y dominaba, pero pecó de intentarlo por el centro. Está muy bien la zurda de Yeste como también lo están las diagonales de latigazo de Tiko o Del Horno, pero si se apuesta por un delantero-faro, una apuesta de dominio en los balones por alto -como se supone que aporta el joven Llorente- choca que Valverde no pidiera que se exprimiera la longitud de las bandas a tope. Los vizcaínos se empecinaron por entrar por donde señaliza el punto de penalti.

Del Horno tuvo la oportunidad más clara de la primera mitad cuando remató de cabeza un excelente saque de falta de Yeste al corazón del área. Del Horno remató fuerte y colocado, el balón rebotó en el palo y llegó manso a Doblas, al que aún no se le había ido el susto del cuerpo.

Yeste tuvo otra oportunidad tras otra pifia bética. En esta ocasión fue Melli el que, en su intento de superar la presión de Llorente, le regaló la pelota al zurdo que no atinó con su disparo.

El tiempo fue gastando el combustible del señorío del Athletic sobre el partido y la segunda parte fue más bastante más alocada. Serra Ferrer sacó al alma de su equipo, Edu, aún sin recuperar de una rotura, porque una cosa es no sudar ante los arreones del contrario y otra no darse cuenta de que -con Joaquín disfrazado de insecto palo y Denilson como está- no había quien lanzara un contraataque en condiciones.

Valverde tiró de Urzaiz y Ezquerro, más por desgaste de los materiales que por flaqueza de la estructura. El Betis mejoró con el convaleciente brasileño y el Athletic siguió casi igual: jugando limpio, aseado, aparentemente dominante y nulo a la hora de hacer caja por su trabajo.

No hubo goles, el fútbol se degustó a ráfagas. pero sí que hubo estrategias, apuestas técnicas y decisiones de las que tan solo puede proporcionar la Copa que, además se volverá a vivir en la emocionante vuelta que el resultado de ayer facilita.