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Crítica:TEATRO | Flechas del ángel del olvido
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El futuro del sistema

Sanchis Sinisterra se toma su tiempo, tanto como autor como en funciones de director de escena, para ir desarrollando por sus pasos contados una trama que alude a más situaciones de las que al cabo contiene y que cuenta, además, con un final de primer acto ejemplar en su dispositivo dramático. El asunto es que una joven, a la que llama X, es decir, cualquiera, interpretada por Marta Poveda, está ingresada en lo que parece ser una clínica de reposo a causa de una amnesia un tanto rara, pues pierde, junto a la memoria, la capacidad del habla (luego la recuperará).

Allí la joven X recibe las visitas consecutivas de diversas personas: una chica que dice ser su hermana, un galán un tanto chuleta que asegura ser su amante, una señora con la que habría mantenido una relación algo más complicada, y un joven de pueblo que acude a visitarla en la confianza de que se trata de la nieta de una abuela de pueblo que se está muriendo. Dicho de otro modo, la paciente es todo y es nada, y todo viene a ser del color con que se mira. Vale.

Flechas del ángel del olvido

De José Sanchis Sinisterra, por Sala Beckett. Intérpretes, Marta Domingo, Hernán Zavala, Marc García Coté, Velilla Vallbuena, Marta Poveda, Anna Briansó. Iluminación, Montse Figueras. Vestuario, Miriam Compte. Escenografía, Quim Roy. Música, Yair Karelic. Dirección, José Sanchis Sinisterra. Una producción de la Sala Beckett de Barcelona, subvencionado por la Generalitat de Catalunya, con la colaboración de Teatres de la Generalitat. Teatro Rialto. Valencia.

Diversos recursos

El autor se vale de diversos recursos dramáticos, unos más o menos nuevos y otros no tanto, para ir tejiendo una intriga, que no se limita a la constatación de problemas generacionales y que siempre está, sobre todo, más hablada que actuada, de manera que a veces parece que estemos ante la exposición de una clase de dramaturgia posible más que ante una representación para los espectadores, un tanto aburridos, la verdad.

Todo esto, y algo más que no conviene desvelar, está interpretado con mucha convicción por Selma, y con alguna dificultad por Velilla Vallbuena, mientras que Anna Briansó hace de enfermera silenciosa y algo malvada. El resumen es un buen trabajo de texto, construido quizás más para ser dicho que representado, y donde el mensaje, que de eso se trata, está presente desde el principio.

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