El Valencia aparta a Di Vaio

Antonio López sacó ayer el látigo en el Valencia y apartó del equipo "de manera indefinida" a Di Vaio por su "falta de disciplina" el domingo, en Palma de Mallorca, cuando le recriminó con gestos y chillando su cambio (minuto 55) y lanzó una botella de agua al suelo.

Tras los desaires de otros futbolistas, López quiso dar ejemplo y el italiano pagó los platos rotos. "Es por el bien del colectivo. Faltó al respeto al compañero que entró por él [Xisco] y a la institución. Hay cosas que no se deben dejar pasar, y ésta es una. Es un toque de atención al equipo", explicó.

El técnico, el hombre bueno del vestuario en la etapa de Rafa Benítez, castigó con dureza a Di Vaio, pero su pecado -el enfado por el cambio- parece menor que los desprecios sin sanción de otros compañeros. Fiore criticó a López y al club por no jugar y sólo se le impuso el pago de una cena a la plantilla; Corradi mostró con impunidad su descontento; Angulo habló despectivamente al segundo entrenador, Luis Sánchez Duque, y no fue multado; tampoco Ayala, que afirmó preferir a Cañizares en vez de a Palop, mientras López, que ayer dijo que no ha tenido tiempo de hablar con él, miraba a otro lado. "Hay un código de respeto y no es bueno tomar partido", abundó ayer Palop.

Después de tantas insumisiones, la pataleta de Di Vaio ha recibido el castigo mayor. El delantero, máximo goleador valencianista con 11 tantos y por el que el club ha rechazado una oferta de 12 millones de euros de un club italiano, se entrenó ayer en solitario. Según López, su regreso "dependerá de su comportamiento". "Sólo quería jugar. Estaba bien en el campo y no quería salir", explicó Di Vaio.