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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

David Gómez Samitier, el forestal de los buitres

En la sierra de Guara, en el prepirineo oscense, los buitres vuelan desde el domingo haciendo círculos trazando una corona funeraria. David Gómez Samitier, el padre de la recuperación de una especie en Aragón que ahora gracias a él y otros como él vuelan tranquilos, encontró la muerte en el asfalto. David fundó en 1986 el Fondo de Amigos del Buitre, se empeñó en volar alto para proteger la naturaleza, pero su vuelo fue corto.

David, de 41 años; su mujer, Lourdes Mairal, de 39, y sus hijas, Jara, de 11 años, e Iris, de dos, murieron en la madrugada del domingo en la N-240, a tres kilómetros de Barbastro, donde vivían. Un choque contra una arqueta de cemento segó la vida de este hombre enamorado de la naturaleza y de las aves rapaces, un guarda forestal que había elegido como destino la sierra y los cañones de Guara donde existen una de las mejores colonias de rapaces y carroñeras.

David era ornitólogo, fotógrafo, autor de numerosos libros, entre ellos la Guía de las rapaces de Aragón, Pájaro de barro, Huesca foto a foto, El silbido del cierzo, El quebrantahuesos en el Pirineo, y Atlas de las aves de Huesca.

También recibió el premio a la Naturaleza Félix de Azara, que concede la Diputación de Huesca, en 2001, o el de la Fundación Ford por in proyecto sobre aves carro-ñeras. Además logró premios nacionales de fotografía natural. Divulgaba sus trabajos en publicaciones como Natura, Querqus, Integral, Ecología, Biológica o El mundo de los Pirineos.

Daba todo por defender ese entorno, por recuperar el quebrantahuesos, el primer ejemplar que capturaron en Guara llevaba su nombre, otro el de su hija Jara, porque ese año había nacido la niña. Presidió el primer Centro de Recuperación de Especies Protegidas de Aragón en Barbastro.

David formaba parte del paisaje de las sierras, de los riscos donde anidan las aves, no tenía empacho en divulgar sus conocimientos. Colaborador de radio Barbastro de la SER en Huesca, "era un hombre vocacional que unía a su afición la sabiduría de un excelente fotógrafo", como recordaba Adolfo Aragüés, ornitólogo y veterinario, veterano en la defensa del mundo de los pájaros. En uno de sus últimos empeños, el libro El silbido del cierzo, de 2004, "logró reunir a 83 amantes de la naturaleza para que explicásemos cómo se os había despertado nuestra pasión. Fue una gran tarea. Un excelente trabajo con hermosas fotografías y perfectamente armonizado", señaló Aragüés.

Su muerte ha truncado una vida que guardaba mucha sabiduría. En la catedral de Barbastro, su pueblo, más de 2.500 personas le dijeron adiós. Amigos, familiares, naturalistas, el consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné; el presidente de la Diputación de Huesca, Antonio Cosculluela, pero sin duda el hueco mayor lo deja entre los cañones de Guara.

La suerte es que su cámara de fotos atrapó muchos secretos que pueden verse en los libros y en sus catálogos y sobre todo en la Guía de la sierra de Guara. Él mismo escribió en el año 2002: "Mucho ha llovido desde que planté mi primer árbol y... ahora me llaman el forestal de los buitres. Un forestal que ha aprendido del mundo rural lecciones que nunca le enseñaron. Un forestal, dolido por el abandono de los últimos pueblos serranos, enrabietado por un desaprensivo que mató furtivamente una cierva preñada. Un forestal satisfecho por las ocasiones en que el retén de incendios apagó los fuegos que habrían herido de muerte al encinar del pueblo".-

David Gómez Samitier.
David Gómez Samitier.

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