_
_
_
_
FÚTBOL | Vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones

El Bayern, a la carga

El equipo alemán se conjura para atacar al Chelsea hasta que "tiemblen los muros del estadio"

El pasado miércoles, Uli Hoeness, director general del Bayern, abandonaba Stamford Bridge cruzando miradas de complicidad con sus jugadores. El Chelsea acababa de ganar el primer asalto de la eliminatoria, y casi tumba al equipo muniqués, pero un penalti transformado por Ballack en el tiempo añadido dejó el resultado en 4-2. Un tanteo suficiente para que el Bayern sea optimista. El agónico gol de Ballack anima al conjunto bávaro a tirar del componente que más valora: el carácter competitivo, difuso concepto que Hoeness ilustraba de manera gráfica tras el partido de Londres: "Nuestro último gol es un poderoso rayo de esperanza. En Múnich vamos a atacar hasta que tiemblen los muros del estadio. Hay que conseguir dos goles y no importa cómo".

Así es el Bayern, que ha vivido sin que cualquier consideración analítica sobre su juego le afecte. Así ha forjado su notable historial, convirtiendo el empuje, la determinación y el instinto de supervivencia en las banderas de su estilo. Más ahora, en tiempos en los que no cuenta con jugadores del nivel de la generación que en los años 70 levantó tres Copas de Europa consecutivas. Hoeness jugaba en aquel conjunto y sabe que el actual no es capaz de hacer concesiones a la estética, pero tiene carácter. El sábado, en su estadio Olímpico, el Bayern vio cómo el Borussia Moenchengladbach se adelantaba en el marcador tras un error de Kahn. Un minuto después, igualaba inventándose un gol de la nada para terminar ganando con un cabezazo del propio Ballack a cinco minutos del final.

El entrenador, Félix Magath, no había reservado ni a uno de sus titulares y su equipo no tuvo fútbol ni nada que se le pareciera, pero se llevó los tres puntos. Los mismos en los que aventaja al Schalke en la Bundesliga. Este Bayern tiene mucha más fe en el temperamento que en el juego elaborado. Y encuentra la contundencia necesaria para rentabilizar ese modelo en la figura de sus delanteros.

Magath no pudo contar en Londres con su ataque titular. Makaay, que suma 12 goles en la Liga y 7 en la Champions, sufría un problema muscular. Pizarro, con 9 y 3, tenía un desgarro en un abductor. Ambos están ya recuperados para intentar marcar al Chelsea, el cuadro con la más trabajada estructura defensiva. Si no aciertan, en el banquillo espera Guerrero. Y siempre queda el recurso del juego aéreo, el de Ballack o el de cualquiera que vista la camiseta del Bayern y ponga convicción al asunto. Ya lo avisa Magath: "En casa, con dos delanteros, podemos remontar".

José Mourinho, el técnico del Chelsea, ha preparado a conciencia a sus defensas para aguantar el asalto. El luso no se sentará en el banquillo al cumplir su segundo partido de sanción, pero estará en el estadio confiando en su defensa y en los contragolpes. Durante la pasada semana ha querido zanjar los rumores sobre desavenencias con los directivos de su club por no haber recurrido contra la UEFA. Así, mantiene que nada ha cambiado y que sigue ilusionado con hacer campeón de Europa al Chelsea.

Pero ni esa ilusión le aparta de las polémicas. Siempre dispuesto a disparar contra todo lo que se mueve, el domingo cargó desde el Sunday Express y sin dar nombres contra los entrenadores en paro que ejercen de comentaristas: "El mejor trabajo es el de técnico destituido. Te levantas a media mañana, desayunas, vas a la sauna, comes, te echas la siesta, hablas con tu agente de bolsa y vas al banco para ver si el club sigue pagando tu indemnización. Vuelves a casa a cenar. Y todo eso aún te deja tiempo para criticar el trabajo de otros. Hay muchos que quieren trabajar y no pueden, pero hay otros que por calidad y prestigio podrían trabajar, pero no quieren. La vida de parásito les compensa. ¡Ponéos a trabajar, pícaros holgazanes! Y, si no queréis, ¡dejad a los demás trabajar en paz!".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_