El Athletic remata tres veces
El equipo rojiblanco rentabiliza todas sus ocasiones ante una Real absolutamente inoperante
Fuerza, había; tensión, también; mucha ritmo, mucha ida y vuelta, y forcejeos, y algún codazo, alguna tarascada. Jugadores, pocos; esforzados de la ruta, muchos. Es decir, ni mas ni menos que un enfrentamiento habitual entre el Athletic y la Real. Si no se hace caso a los detalles y el juicio se guía por la pasión, Santas Pascuas; si se entra en materia, la nota baja aunque se mantenga sobresaliente el ejercicio puramente laboral y el espíritu de sacrificio. Ya se sabe: que nadie espere de un derby vasco, -salvo excepciones- un ejercicio de artesanía, sino pura metalurgia. Por eso pedía Valverde a sus futbolistas, en este caso, un poco más de corazón en detrimento de la cabeza. Y Amorrortu, previendo la presión rojiblanco, reclamó el ataque como la mejor defensa. Todos hicieron caso. El Athletic se puso el corazón en la mano y lo llevó de un lado para otro, con más fe que criterio, mientras la Real se agarraba a Aranburu (el futbolista que reclamó menos palabras y calentones y más fútbol) para volcarse al ataque en busca del llanero solitario, Darko Kovacevic, solo contra el mundo.
ATHLETIC 3 - REAL SOCIEDAD 0
Athletic: Aranzubia; Iraola, Murillo, Prieto, Del Horno; Orbaiz, Gurpegui; Etxeberria, Yeste (Casas, m, 89), Ezquerro (Tiko, m. 67); y Urzaiz (Llorente, m. 54).
Real Sociedad: Riesgo; Zubiaurre, Labaka, Brechet, Garrido; Mikel Alonso (Barkero, m. 77); Uranga (De Paula, m. 71), Mladenovic, Aranburu, Gabilondo (Dominguez, m. 71); y Kovacevic.
Goles: 1-0. M. 36. Centro en horizontal de Urziz que remata Ezquerro. El balón da en Riesgo y se introduce en la portería. 2-0. M. 74. LIbre directo de Yeste que entra pegado el poste. 3-0. M. 93. Tiko, con la izquierda.
Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Del Horno, Mladenovic y Mikel Alonso
Unos 40.000 espectadores en San Mamés.
La Real encontraba a Aranburu en la misma medida que el Athletic no encontraba a Orbaiz. Si alguien tenía alguna duda de porqué jugaba Mladenovic (primer partido de titular tras su fichaje) resolvió su duda al primer minuto: primer control de Orbaiz y primer tackling del ex jugador del Glasgow Rangers. Orbaiz supo de salida que tenía un carcelero.
Athletic y Real cultivan estilos distintos. En el Athletic prevalece la imaginación, la capacidad inventiva y en la Real de Amorrortu, el despliegue táctico. Ambas cuestiones funcionaron como polos opuestos. Por eso el partido se enredaba con la misma facilidad que cualquier balón descolgado sembraba de inquietud las áreas. Pero ocasiones, esas que nacen de la inteligencia o de la asociación de ideas, no había porque el pulmón estaba por encima del cerebro. La primera que hubo, fue gol. Todo nació de un centro inteligente de Urzaiz que Ezquerro remató con una blandura inopinada y el balón se topó con el cuerpo de Riesgo que volvía desesperado a la portería, para llevarlo a la red. Era la primera ocasión del partido y habían transcurrido 36 minutos. A veces el esfuerzo no garantiza la felicidad y en esta ocasión le tocó a la Real, demasiado lejana del área, demasiado distanciada a pesar de encontrar al Aranburu más creativo de la temporada.
El Athletic, no ajeno al esfuerzo, encontró el gol de Ezquerro en un momento insulso del partido, y luego halló un tesoro habitual, la zurda de Fran Yeste, para transformar un libre directo donde más duele, en el poste del portero, pero con tal precisión que amnistía a Riesgo de mayores males. Fue "el gol de Yeste", ya habitual en el Athletic a poco que el balón esté en la posición para un zurdo y lo suficientemente lejos del área para describir el arco.
El Athletic, que no jugó ni mejor ni peor que la Real, al menos puede argumentar en su favor que remató dos veces entre los tres palos. Y que además las clavó. La Real tendrá que recurrir a la dialéctica, a las estadísticas menores, a la literatura futbolística. Pero lo cierto es que todo su trabajo no se tradujo en nada. Ni un tiro entre los tres palos en 90 minutos no se compadecen con una posible victoria. Quien no remata entre los tres palos, científicamente no puede ganar. Incluso en un derby, que ya se sabe... El Athletic lo hizo tres veces. Tiko, fiel a su costumbre acabó haciendo su gol. Con la izquierda.
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