Tradición y modernidad
HABLAR DE tradición y modernidad en Boulez es hablar de una percepción de la historia de la música obsesionada por la evolución del lenguaje, por la experimentación, por la búsqueda de nuevos caminos. No duda a la hora de considerar a Wagner como el músico más grande del siglo XIX, a Mahler como el final de una tradición y una época, a Stravinski como el principio de un nuevo lenguaje. "Tengo una jerarquía para elegir los compositores que me gustan. Me pregunto: ¿si no hubiera existido este o aquel músico, cambiaría la historia después de él?", explicaba Boulez en una entrevista de Jesús Ruiz Mantilla publicada el pasado 30 de octubre en el diario EL PAÍS, coincidiendo con sus últimas actuaciones en España, al frente de la Orquesta Sinfónica de Londres. "No es que el resto de compositores desmerezca y no me inspiren respeto; sencillamente están en otra división, a otro nivel".
Además de las obras de Bartok y Mahler ya comentadas, la discografía de Boulez como director de orquesta incluye absolutas referencias como la obra completa de Anton Webern, las óperas Lulu y Wozzeck, de Alban Berg; Moses und Aron, de Arnold Schönberg, y Pelléas et Mélisande, de Claude Debussy; las principales obras sinfónicas y corales de Héctor Berlioz; la obra orquestal de Ígor Stravinski, Maurice Ravel, Debussy, Schönberg y Edgard Varèse y varios conciertos de György Ligeti. Como intérprete wagneriano -grabó Parsifal en el Festival de Bayreuth en 1970-, su aportación más celebrada fue la polémica y revolucionaria producción de El anillo del nibelungo dirigida escénicamente por Patrice Chéreau, editada en DVD. J. P. S.
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