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Dos exposiciones abren camino al Museo de los Niños

Más de 400 ciudades acogen un proyecto que ahora presenta el Centro Cultural de la Villa

Madrid quiere ser una de las próximas ciudades del mundo que cuente con su propio Museo de los Niños, sumándose así a las más de 400 que ya lo tienen. Es un empeño de la Asociación Museo de los Niños de Madrid, que se fundó en 2003 con ese único fin. De momento es sólo un proyecto sin sede, aunque ya tiene nombre: Museo Anima.

Los impulsores de la iniciativa mantienen conversaciones con el Ayuntamiento para buscar una sede estable, al mismo tiempo que tratan de comprometer a patrocinadores privados. Todos los museos similares que existen en el mundo están gestionados por asociaciones sin ánimo de lucro agrupadas en la Association of Children's Museums, en la que se integra la organización española.

Mientras las negociaciones para crear un museo estable siguen su curso, la Concejalía de Las Artes ha apoyado la iniciativa de la asociación madrileña y ha traído al Centro Cultural de la Villa de la capital una de las exposiciones más exitosas del Museo dei Bambini (MUBA), de Milán: la muestra Colores.

Se trata de una propuesta que ahonda en la percepción del color a través de 11 instalaciones interactivas. En una de ellas, la titulada Forma, sonido, color, el artista alemán Michael Bradke establece una curiosa relación entre esos tres elementos.

Natalia, de ocho años, acaba de entrar en la cámara oscura que acoge la obra: le entregan una linterna y unos cascos de sonido; en un panel hay varias figuras planas, de formas y colores diversos; según cuál ilumine, se activa un sonido u otro. La niña se siente atraída por una figura que parece un hilo enmarañado y que, según ella, "suena a África"; otro panel con varias espirales naranjas le "suena a Navidad". Bradke desarrolló esta idea después de pedir a 250.000 niños que dibujaran los sonidos que él ejecutaba y observar que se producían coincidencias.

Las otras instalaciones que componen la muestra son variopintas; hay desde un concurso en el que gana quien antes seleccione los calcetines de una gama de color, a un pequeño teatro donde disfrazarse o un escenario para el juego simbólico. Éste es un supermercado donde los críos asumen papeles de cliente, cajero, dependiente, encargado...

Despertar la curiosidad

Además de la actividad lúdica para los pequeños, la muestra del Centro Cultural de la Villa está pensada para despertar la curiosidad del público adulto. Así, un gran panel situado a la entrada de la muestra describe con detalle la percepción visual del bebé, que evoluciona desde la captación de los cambios de luz, nada más nacer, hasta el reconocimiento y la plena identificación de los colores, a los tres años. En ese tiempo, el niño va distinguiendo paulatinamente el movimiento, la figura y la forma.

La exposición está pensada para niños de 4 a 11 años que en su recorrido están "acompañados" ("no guiados ni dirigidos", aclara Mónica Zavala, la directora del Museo Anima, que existe como tal aunque aún no tenga sede) por monitores. La duración de la visita es de una hora y media. Junto a Colores, la tarjeta de presentación del proyecto del Museo Anima se complementa con la exposición fotográfica Los museos de los niños en el mundo, una muestra de carácter divulgativo que reúne 200 fotografías procedentes de 31 museos.

Colores (Una exposición para jugar) y Los museos de los niños en el mundo. Centro Cultural de la Villa (plaza de Colón, s/n). Hasta el 22 de mayo. Sábados: 10.30, 12.30, 16.30 y 18.30; domingos y festivos: 10.30 y 12.30. Para colegios, de martes a viernes: 10.00, 12.00 y 14.00, previa reserva en el teléfono 91 480 03 29

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