Puentes en Huelva

Cada primavera, cuando aprieta el calor, cuando vuelven las oscuras golondrinas, cuando los días son más grandes y cuando los telediarios nos avisan de lo malas que son las alergias, mi amigo, el bueno de José Luis Barragán, tira de micrófonos, cámaras y grabadoras de los medios de comunicación y nos previene de las dificultades insalvables, que año tras año, nos vamos a encontrar en el puente de Punta Umbría.

Yo ya no sé que decirle a José Luis. Él quiere que vengan Chaves, Magdalena Álvarez, ZP o el Comisario de Infraestructuras de la UE para que, de una vez por todas, estudien y se acaben los problemas de los que viven en La Dehesa, Corrales, Bellavista, Aljapark y demás urbanizaciones metropolitanas presentes, pasadas y futuras.

Me pregunto por qué no utilizamos bien los dos puentes? ¿Por qué no circulan unos por uno y otros por otro?

Entre las dos y las cuatro de la tarde todo el que circule por el puente nuevo se va a encontrar con que no puede acceder a Corrales porque unos conos, previamente puestos por la autoridad competente, se lo van a impedir. Entre las siete y las nueve de la mañana todo el que salga de Corrales hacia Huelva no va a poder entrar en el puente grande porque esos mismos conos también se lo impedirán.

¿Y qué se consigue con esto? Pues darle la utilidad que no se le está dando al puente sifón Santa Eulalia, mientras que el otro puente quedaría, en horas de máxima afluencia de tráfico, para Punta Umbría, El Portil, El Rompido.

¿Que alguien puede pensar que esto es una incomodidad? Más incómodo es estar una hora en un atasco.

Por tanto, José Luis, vamos a dejarnos de más plataformas, más ampliaciones, más puentes nuevos y vamos a aprovechar los que tenemos que no es poco.