Crisis en la diócesis de Castellón por la merma en los sueldos a los curas
A las críticas se unen acusaciones de falta de transparencia en las cuentas de Reig Pla
La reducción de la retribución que algunos sacerdotes de la diócesis de Segorbe-Castellón han percibido en los últimos meses ha provocado una crisis entre el clero castellonense. A las críticas por esta merma se han unido otras dirigidas al obispado por las líneas de actuación que ha seguido en los últimos años, como la falta de transparencia en las cuentas de la diócesis dirigida por el obispo Juan Antonio Reig Pla.
Los sacerdotes, que públicamente han decidido denunciar la situación de precariedad en que han quedado, han pasado a criticar también la falta de transparencia en el destino del dinero que administra el obispado.
Fuentes de la diócesis señalaron que la reducción del salario no ha sido tal, sino que se ha reestructurado la forma de pago con una mayor aportación de las parroquias al conjunto del sueldo, y que el obispado cubrirá hasta los 643 euros, en el caso de las iglesias más modestas que no cuenten con recursos.
Al párroco de Vilafranca y al sacerdote de Burriana se unieron ayer otros dos clérigos, el de la Foya de L'Alcora y el responsable de las iglesias de Espadilla y Toga. Todos ellos coinciden en aceptar que si la situación económica de la diócesis es precaria han de "apretarse el cinturón", pero señalan su interés por saber qué ha pasado con el presupuesto y conocer "cómo se ha llegado a la bancarrota", tal como señaló Álvaro Miralles, ya que también son "responsables de la iglesia".
A raíz de esta polémica han aflorado las discrepancias con el destino que la diócesis está dando a la mayoría de sus recursos y que, tal como indicó Miralles, son la catequesis, la enseñanza y la familia, mientras que otras actividades, como la pastoral obrera, apenas cuentan con presupuesto. La inoportuna inversión en bolsa decidida hace tres años es otra de las cuestiones del ámbito económico que algunos sacerdotes reprueban. El párroco de Vilafranca apunta que "este obispado vive mucho del relumbrón, de las cosas superfluas, y sin embargo, para la gente sencilla, nada de nada".
Al margen del ámbito económico, el obispo, que se encuentra de viaje en Israel, es objeto de otras críticas, alusivas a los cambios de destino de los sacerdotes ordenados por Reig Pla cuando llegó a la diócesis y que provocó, según el clérigo Julià Sáez, que "muchos sacerdotes" no jubilados fueran "retirados" a parroquias rurales, con el único motivo de no "ser de la cuerda que hay que ser".
La crisis ha provocado, además, la comparación de Reig Pla con el anterior obispo de la diócesis, Josep Maria Cases. El párroco de Vilafranca dijo de éste último: "Era un pastor que estaba a nuestro lado, que te cogía el teléfono y que era próximo, cercano". Sobre el actual, afirmó que es "es distante, prepotente y, eso sí, zalamero".
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