J. N. Santaeulàlia reflexiona sobre el remordimiento y el dolor en 'Punt mort'

En Punt mort (Columna), la nueva novela de J. N. Santaeulàlia (Banyoles, 1955), los recuerdos pesan mucho. El protagonista, Joan, asiste impasible al entierro de su hermano Àlex, víctima de una depresión que le llevó al suicidio. Tal serenidad es pura fachada. Pronto, la memoria del fallecido le provocará una crisis personal insufrible y obsesiva. "Lee una frase en un diario, 'la memoria es nuestra alma', que se convierte en el motivo recurrente de la novela. Es la historia de un individuo que cae en una crisis profunda. Refleja la manera en la que los muertos se aferran a los vivos. Es un libro sobre el dolor y la desolación", explica el autor. "El protagonista no reconoce su desasosiego, aunque la idea narrativa es que el lector lo perciba pronto", añade.

La imposibilidad de olvidar convierte a Joan en un errante amargado, alguien que sigue los pasos de Àlex por los rincones de una Girona sombría. "Consigue el teléfono móvil del hermano. En el contestador, está grabada su voz. Lo apaga y lo tira al río para librarse al fin de todo. Sin embargo, es imposible. Vive en su interior, agarrado a él". En las rememoraciones de Joan hay algo de novela detectivesca, por su voluntad de revisar las últimas horas del suicida. La culpabilidad le persigue sin descanso: riñas familiares les mantenían alejados. "Es una novela sobre el pasado y los remordimientos. No hay un asesinato y una reconstrucción. O posiblemente sí, y el culpable es él".

Girona es algo más que un simple escenario en Punt mort. Su barrio judío tiene un papel destacado en la trama. "Leí un libro sobre los judíos de Girona que me impresionó. Muchos fueron expulsados, pero otros se convirtieron. Su legado pervive en apellidos muy catalanes. El tema del recuerdo ligado a lo judío se me impuso de forma natural".