Alevín de sirena

Ya se sabe que Antony and the Johnsons es el seudónimo artístico de un muchachote desgarbado que nació en Inglaterra, creció en California y se reinventó en Nueva York. Le conocimos como voz invitada de Lou Reed. Volvió como paquete de Coco Rosie y hubo sitios donde sólo pudo cantar un tema en solitario. Cuando terminaba su actuación, Antony se mezclaba con el público y vendía su disco de tres canciones. Pero con I am a bird now (Green UFOs) llegó el deslumbramiento de los enterados: una garganta angelical, unos conflictos emocionales escenificados con doliente delicadeza. Antony ha sido recibido en Madrid como la gran esperanza blanca.

El punto está en averiguar si Antony es una tentadora versión en soul andrógino de Little Jimmy Scott o si se queda en el Klaus Nomi de la era Bush, el freak de la temporada. Solo ante el piano, fascina su timidez más que su variación sobre el modelo neoyorquino de cantante de cabaret. Con esa desnudez, se aprecia algo de patetismo en su fragililidad y un mucho de fantasía inacabada. Duele, claro, la ausencia de los arreglos de I am a bird now. Antony vuelve con su banda en mayo y entonces habrá oportunidad de paladearle como seguramente se merece.