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Reportaje:FÚTBOL | Fase de clasificación para el Mundial de Alemania 2006

Kezman recupera la puntería

El delantero serbio del Chelsea ha demostrado en el último mes sus temibles dotes goleadoras

Durante los partidos de Liga que el Partizán disputa en su estadio todavía se corea el nombre de Kezman. Los aficionados rinden así tributo al único jugador en la historia del club que marcó cinco goles en otros tantos partidos al eterno rival, el Estrella Roja, ganándose un privilegiado lugar en la galería de protagonistas que ilustra la enconada rivalidad histórica entre los dos clubes. Kezman (Zemun, 1979) militó dos temporadas en el Partizán, donde los ojeadores del PSV le descubrieron para llevárselo a Eindhoven en 2000.

En Holanda fue tres veces máximo goleador de la Liga, marcando 105 goles en 123 partidos repartidos en cuatro años. Un registro lo suficientemente llamativo como para que el Chelsea le contratara el pasado verano tras abonar cinco millones de libras (7,2 millones de euros) al club holandés. Algunos problemas de adaptación, ciertos contratiempos físicos y la dura competencia de otros delanteros como Drogba o Gudjohnsen ralentizaron la integración de Kezman. Rápido, potente, de una gran determinación y verticalidad cuando el juego adquiere velocidad, posee el punto de egoísmo que caracteriza a esos goleadores que gustan de rematar todo balón que les llegue. Y pese a que su primer gol con el Chelsea se hizo esperar hasta diciembre, Mourinho afirma que jamás ha perdido la fe en esas virtudes. Ahora, Kezman ya parece haber recobrado su carísimo instinto en el Chelsea y en su selección, con la que marcó un gol ante Bélgica. Desde que debutara con la camiseta de Yugoslavia en 2000, la afición serbia le otorgó rango de nuevo ídolo. Mantuvo serias diferencias con el anterior seleccionador Dejan Savicevic en 2003, abandonando el equipo hasta la llegada del nuevo técnico Ilija Petkovic, que adora sus cualidades para el contragolpe. En su país, Kezman es un héroe más allá de sus éxitos deportivos. Suele recordar cómo celebró su 20º cumpleaños en 1999, en una Belgrado que, como toda la antigua Yugoslavia, padecía los horrores de la guerra de los Balcanes. Kezman sopló las velas de su tarta escondido con su familia y amigos en un refugio para guarecerse de los bombardeos de la aviación de la OTAN, subiendo el volumen de la música para olvidar por un rato el estruendo de las explosiones. Una experiencia de la que sacó aspectos positivos: "Todas las cosas que ocurrieron en mi país me ayudan a ser más fuerte. Estoy feliz de haber crecido en Serbia, porque ahora estoy preparado para cualquier situación y tengo una mentalidad más fuerte. No importa lo que pase. Soy un guerrero, el chico que nunca se rinde".

"Ahora soy más fuerte. No importa lo que pase. Soy un guerrero, el chico que nunca se rinde"
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Es tan relevante en su país que por iniciativa del Ministro de Exteriores, Vuk Draskovic, Kezman integró en febrero la nómina de invitados que representaban a Serbia y Montenegro en el Desayuno Nacional de la Oración, una ceremonia de tintes religiosos en la que el presidente estadounidense, George Bush, reúne anualmente en Washington a políticos, militares y delegaciones diplomáticas de todo el mundo. Kezman, ferviente ortodoxo, declinó la invitación: estaba revitalizando su olfato goleador. Consiguió el tanto decisivo ante el Liverpool en la final de la Carling Cup, un gol que le liberó de mucha presión. Y en la Liga ha marcado tres goles en las últimas tres jornadas disputadas, siempre en las segundas partes, ya que sólo ha jugado cuatro partidos como titular: "Ahora estoy encendido".

Kezman, durante un partido con la selección serbia.
Kezman, durante un partido con la selección serbia.AFP

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