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Entrevista:Djukic y Mijatovic | Ex internacionales de Serbia y Montenegro | FÚTBOL | Dos viejas glorias yugoslavas diseccionan al rival español

"Para España será un pequeño infierno"

Pedja Mijatovic, montenegrino de 36 años, se dedica a la representación de jugadores, viaja sin cesar y, sin tiempo para el deporte, empieza a ganar unos kilos de más. "Tengo que hacer algo", dice. Miroslav Djukic, serbio de 39, practica el tenis, el fútbol y el atletismo: la semana pasada corrió el medio maratón de Riba-roja, un pueblo cercano a Valencia. Viste completamente de negro y podría pasar por un maduro modelo de Armani. Djukic y Mijatovic se dan tres besos antes de comenzar a conversar. Y pasan de puntillas sobre las relaciones entre Serbia y Montenegro, una unión "insostenible", según el primer ministro montenegrino, Milo Djukanovic. Aprovechando sus vacaciones de Semana Santa en su país, ambos ex futbolistas asistirán al encuentro en directo, pero se dejarán a sus hijos en casa. La hostilidad prevista en el estadio no invita a disfrutar de una plácida noche familiar.

Mijatovic: "Raúl baja su rendimiento en el Madrid, no en la selección, porque depende mucho de los balones que le lleguen. Es un delantero de área"
Mijatovic: "El seleccionador, Petkovic, ha creado muy buen ambiente. No hay un Savicevic, pero sí buenos jugadores y un conjunto muy incómodo"
Djukic: "Nuestro equipo tiene un déficit por no estar en las grandes citas, por eso los jugadores tienen que ir a Ucrania o Rusia en vez de a España o Italia"
Djukic: "La selección española ha tenido siete equipos diferentes en los últimos siete partidos. No es una España temible pese a su enorme potencial"
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Pregunta. Mijatovic, usted fue campeón del mundo sub 20 con la antigua Yugoslavia en Chile 87. ¡Vaya selección!

Mijatovic. Impresionante. El 90% de aquellos chicos acabamos triunfando de verdad en el fútbol. Le ganamos a Alemania Occidental en la final. Llegamos al Mundial pensando que íbamos a volver a casa enseguida. Fuimos relajados y, poco a poco, nos dimos cuenta de que podíamos ganar: Prosinecki fue proclamado mejor jugador del torneo; Suker, el máximo goleador; yo, el segundo goleador de mi selección; también estaban Jarni, Boban, Brnovic... Una generación de una gran calidad sin un entrenador que supiera mucho. Nadie nos despidió en el aeropuerto; bueno sí, Miljan Miljanic, que era presidente de la federación, y nos hizo una foto; y, cuando volvimos, se montó un gran lío.

Djukic. Yo entonces estaba en la Segunda División serbia o incluso trabajando en las máquinas excavadoras. No lo recuerdo bien. Al Deportivo llegué en 1991. Aquella fue una generación desaprovechada. Lo que ha faltado siempre es la organización. Yo debuté en 1991, ante Turquía, como centrocampista defensivo. Jugué un partido más y mi tercera internacionalidad ya se retrasó hasta 1995 por las sanciones a nuestro país: cuatro años excluidos de las competiciones internacionales.

M. Después de aquel título, perdimos la final de la Eurocopa sub 21 ante Rusia, pero en los 90 empezaron los problemas. En el Mundial de Italia ya había un clima político de separatismo dentro del vestuario: los croatas por un lado, los serbios por otro, fatal... Y luego nos clasificamos para la Eurocopa 92, pero estalló la guerra y no nos dejaron participar: entró por nosotros Dinamarca, que venía de vacaciones, y ganó. Ahí se rompió una generación que pudo haber hecho algo grande.

D. Luego ya jugamos como Yugoslavia pequeña, con Serbia y Montenegro. En el Mundial de Francia 98 y en la Eurocopa de Bélgica y Holanda 2000 nos eliminó Holanda en octavos y en cuartos. Siempre había grandes individualidades, pero no era un buen bloque. El nivel de organización, de entrenamientos, dejaba mucho que desear. En un día de inspiración podíamos ganar a cualquiera, pero también fracasar como contra Holanda: 6-1. Mijatovic era uno de los líderes junto a Savicevic y Stojkovic.

M. Djukic tuvo un progreso impresionante. Porque, cuando estaba en Yugoslavia, no confiaban mucho en él. Tuvo que marcharse de allí para triunfar. Las campañas en el Deportivo y luego en el Valencia le convirtieron en un defensa de una gran seguridad.

P. ¿El mejor partido de aquella época?

M. Uno de repesca contra Hungría, tanto en Budapest como en Belgrado, para el Mundial de Francia. España fue primera de grupo y nosotros segundos. Por razones políticas nos habíamos perdido la Eurocopa de Suecia 92, el Mundial de EE UU 94 y la Eurocopa de Inglaterra 96.

D. En Budapest, marqué yo un gol, y ganamos 1-7. Es como el partido del miércoles ante España. Nuestra selección tiene un vacío por no haber estado en los últimos grandes acontecimientos. Ni en el Mundial de Corea y Japón 2002 ni en la Eurocopa de Portugal 2004. Por eso, ahora los jugadores yugoslavos van a las Ligas de Ucrania y Rusia, y no a las de Italia o España. Yugoslavia necesita clasificarse sí o sí para el Mundial de Alemania.

P. ¿Hubo algún encuentro especialmente agresivo?

M. Una eliminatoria contra Croacia para la Eurocopa de Bélgica. El primer partido después de la guerra. Fue una batalla dentro del terreno de juego. Empatamos a cero en Belgrado y a dos en Zagreb. Les eliminamos. Una victoria importante para nosotros.

P. ¿Cómo es el actual seleccionador, Ilija Petkovic?

M. Fue uno de los mejores jugadores yugoslavos de los 70. Estuvo a punto de fichar por el Madrid en el 72. Le regalaron el reloj, ¿sabes eso? Antiguamente, el Madrid regalaba relojes a los que iban a venir. Jugaba de media punta, pequeñito, rápido, mucha calidad.

D. ¿Devolvió el reloj o no? Como entrenador ha conseguido formar un bloque muy difícil de batir: lleva cuatro partidos sin recibir un gol. Conoce el potencial de España, pero no creo que le dé toda la iniciativa: el jugador yugoslavo quiere jugar, competir, lucirse.

M. A Petkovic lo tuvimos como segundo en la selección, es muy honesto y directo. Se encargó de la selección cuando dijimos adiós a la clasificación de Portugal, tuvo una enorme presión y le está saliendo bien, con 12 partidos sin perder. Con los chavales muy motivados, creen en él y él en ellos. Ha creado muy buen ambiente, que era muy difícil. No tiene estrellas mundiales, pero sí buenos jugadores.

D. Es un equipo muy fuerte defensivamente, con contragolpes mortales y muy rápidos.

M. Prepara los partidos según los rivales. El estilo varía. No tiene mucha experiencia internacional, pero es muy listo.

P. ¿Qué jugadores destacarían?

M. Hay tres que han jugado con nosotros y que eran muy jóvenes entonces: Milosevic, de Osasuna, Stankovic, del Inter, y Kezman, del Chelsea. Pero también el defensa central Krstajic, del Schalke 04, con mucha experiencia; un tal Jestrovic, delantero que está marcando muchos goles en el Anderlecht; y Kovacevic, que estaba un poco peleado con la federación y que ahora tiene ganas de volver.

D. Yo destacaría a Vukic, aunque está sancionado: es un media punta del Shakhtar Donetsk.

M. Vukic no tiene un sustituto concreto, es muy creativo, sabe marcar y poner el balón bien. Va a ser una baja importante y quizá cambiemos el sistema. España está obligada a ganar y a arriesgar; el empate nos viene bien.

D. España no acaba de convencer. Ha hecho siete equipos en los siete últimos partidos. Y no estamos viendo una España temible. Eso sí, tiene un potencial futbolístico enorme.

P. Usted, Mijatovic, que fue compañero suyo, ¿a qué atribuiría el bajo rendimiento de Raúl?

M. Bajo rendimiento en el Madrid, pero no en la selección. Sus goles dependen mucho del equipo, de los balones que le lleguen, es un delantero de área.

D. Es un jugador carismático y un ganador.

M. Pero en el fútbol moderno, los nombres no asustan como antes. Ahora juega Brasil contra alguien y no pasa del 0-0, cuando antes le ganaba 10-0. Los outsiders han aprendido a jugar.

P. Petkovic ha convocado a Zigic, el llamado Koller serbio, que le preocupa mucho a Luis Aragonés.

D. Mide 2.02 metros y para su altura no es ningún torpe.

M. Somos muy peligrosos a balón parado: tienes a Krstajic, a Zigic, a Milosevic...van muy bien de cabeza tanto defensiva como ofensivamente. Un equipo que no da espectáculo, pero muy bien colocado y motivadísimo. Será un partido como el de Hungría. Es importantísimo mediática y anímicamente.

D. Y un escaparate para todos estos chicos jóvenes que quieren ser vistos por los españoles.

M. A lo mejor no tienen un Savicevic que pueda resolver, pero es un equipo que se ayuda muchísimo, muy incómodo.

D. Sobre todo el bloque defensivo. Muy juntito y difícil de batir.

P. ¿Hay algún jugador actual que se les parezca en algo a ustedes?

M. Djukic ha sido muy técnico y ahora, con todos mis respetos, ni Krstajic ni Bilic, aunque altos y potentes en defensa, transmiten esa seguridad que te transmitía él.

D. Es muy difícil encontrar a alguien parecido a Mijatovic.

P. ¿El portero, Jevric?

M. Sobrio. Para lo que es parable. No es muy espectacular.

D. Siempre bien colocado, da seguridad.

P. ¿Kezman?

D. Es imprevisible. Puede resolver o pasar inadvertido. Mucho talento, pero irregular.

M. Es un goleador: en la selección le ha costado más, aunque marcó en Bélgica. No tiene el ritmo adecuado porque apenas juega en el Chelsea, pero viene de marcar dos goles y será un peligro para los defensas españoles.

P. ¿Milosevic?

M. El seleccionador está preocupado porque no está jugando con Osasuna. Es muy importante dado que es el único de los delanteros de la selección que sabe aguantar el balón.

P. ¿Cómo será el ambiente?

D. Va a ser un pequeño infierno para España. Incluso los líderes de las peñas del Estrella Roja y del Partizán de Belgrado se están reuniendo para que todo el mundo apoye.

M. No creo que hagan las paces, porque su odio es eterno. Van a meterse con los jugadores del rival.

D. Sé a uno que van a silbar los del Estrella Roja: a Savo Milosevic, que salió del Partizán. Sí, hay más rivalidad entre el Partizán y el Estrella Roja que entre el Madrid y el Barça.

M. Yo también jugué en el Partizán. Pero tampoco va a ser nada especial. A los periodistas y a los españoles que vayan a pasar allí unos días no les va a ocurrir nada. Unas 60.000 personas volcadas en el partido, nada más.

D. Acaba de jugar allí el Cibona de Zagreb, de baloncesto, y no ha pasado nada.

P. El periodista Franklin Foer, analista del Washington Post, afirma en un libro, El mundo en un balón, que en el Estrella Roja los seguidores violentos ocupan un lugar de honor. Y que este equipo es el símbolo del nacionalismo serbio. ¿Es así?

D. Yo era del Estrella Roja y no soy nacionalista ni nada por el estilo. Antiguamente era el equipo número uno, con el mayor número de seguidores, aunque últimamente ha sido superado por el Partizán.

M. Se ha creado esta idea porque el Partizán lo formaron los militares tras la Segunda Guerra Mundial, es decir, los comunistas. Y la oposición al comunismo odiaba al Partizán por su vinculación con el Estado yugoslavo.

P. ¿Los jugadores montenegrinos serán silbados?

M. No creo. Vukic es de allí y Krstajic es de origen montenegrino.

D. Hay mucha mezcla.

P. ¿Qué piensan de Arkan [el célebre señor de la guerra que dirigió a los ultras del Estrella Roja y que fue asesinado en enero de 2000]?

D. Fue el jefe de los aficionados del Estrella Roja. Después se hizo el dueño de un club, Obilic, que incluso llegó a ganar la Liga.

M. Tampoco era, como se dice, el sheriff del Estrella Roja.

P. ¿Un resultado?

M. Me tira mi país, pero también me siento un poco español. Que gane el mejor, aunque yo firmaría un empate.

Djukic y Mijatovic, en una cafetería de Valencia.
Djukic y Mijatovic, en una cafetería de Valencia.MÓNICA TORRES

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