_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Plátano

"22 DE DICIEMBRE DE 1999. Décimo aniversario de su muerte, Kiki (Erika Tophoven) va al cementerio, no hay nadie más allí (en ese momento, no muy lejos, están inaugurando una calle que lleva su nombre, y nosotros vamos camino a Londres en tren), sólo unas cuentas flores ajadas... y un plátano". Ésta es la última entrada del diario rememorativo sobre Samuel Beckett (1906-1989), que ha escrito la poeta americana Anne Atik, Cómo fue. Recuerdos de Samuel Beckett (Circe), donde se nos narra los recuerdos del genial escritor irlandés por quien fue una de sus más íntimas amigas. Conociendo la cultivada opacidad pública de Beckett, no es en absoluto desdeñable que alguien próximo nos trasmita un material de primera mano, no de naturaleza costumbrista, sino del "estar" y el "pensar" de un escritor, amorosamente consignados, a través de los cuales nos encontramos con su "ser", como se demuestra en esa última entrada del libro de Atik, que bien podría ser la acotación de una representación teatral de este revolucionario dramaturgo. Es cierto que no hay más legado de un artista que su obra, pero el mérito de Atik es constantemente reafirmar, con precisión, el nexo luminoso entre uno y otra. Por otra parte, el punto de vista privilegiado de esta escritora se enriquece con la interlocución añadida de quien, siendo su esposo, el pintor Avigdor Arikha, no sólo animó este trío dialéctico, sino que, por fuerza, completó la información sobre Beckett llevándole al terreno de las artes plásticas y la música, en las que éste era muy versado.

Una anécdota luminosa al respecto es el telegráfico texto que Beckett escribió sobre Arikha con motivo de una exposición, cuando éste presentaba un difícil cambio de orientación: de pintor abstracto a figurativo. "Cerco puesto de nuevo a lo exterior inexpugnable", fue la versión definitiva del comienzo de dicho texto, que inmediatamente continuaba: "Fiebre ojo-mano en la sed del no-sí mismo". Desde luego, quien conozca la obra madura de Arikha no podrá hallar una mejor definición de su pintura, que ésta pergeñada por Beckett con un laconismo pleno de intensidad. Pero la capacidad de comprender, más que de juzgar, la obra de un artista plástico le venía a Beckett de la forma en cómo él mismo miraba apasionadamente la pintura desde su propio interés como autor, como nos revela Atik al informarnos de que el montaje de la pieza Not I ("yo no") procedía de la contemplación de La decapitación de San Juan Bautista, de Caravaggio, según la versión conservada en la catedral de La Valletta, de Malta.

En cualquier caso, de las muchísimas cosas que Anne Atik nos muestra sobre su relación, y la de Arikha, con Beckett, la más rotunda y ejemplar es la esencial condición que éste tuvo de poeta, que es la que hizo de él un reflexivo centro concordante de imagen y sonido reales, pero, sobre todo, un monumento de soledad, la tierra del artista. Me ha impresionado tanto esta visión que, de inmediato, voy a buscar los poemas propios de Anne Atik, seguramente portadores de la misma luz que la de esta evocación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_