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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Larry Bunker, un magnífico batería

Larry Bunker, un batería y percusionista que tocó con la flor y nata de los gigantes del jazz y tuvo una activa carrera como músico de películas, murió el 8 de marzo a los 76 años, en el Centro Médico Presbiteriano Queen of Angels-Hollywood de Los Ángeles, de complicaciones de un reciente infarto cerebral.

Nacido en Long Beach, Bunker se inclinó hacia la música desde una temprana edad y fue autodidacto en el piano, el acordeón, la batería y el saxófono. En 1946 le aceptaron en la banda del Ejército de Estados Unidos y tocó la batería y el piano durante su servicio en Fort Ord hasta que se licenció en 1948.

A comienzos de los años cincuenta tocó con el trombonista Howard Rumsey en el legendario Lighthouse Café de Hermosa Beach. A partir de entonces tocó con los nombres más importantes del jazz, entre ellos los saxofonistas Stan Getz, Art Pepper y Gerry Mulligan, y el guitarrista Barney Kessel. También fue miembro de la banda de la cantante Peggy Lee. Se unió a Bill Evans en 1964 para uno de los mejores tríos del pianista.

En una entrevista para la revista Down Beat en 1964, Evans dijo de Bunker que era un "músico maravilloso". "Toca excelentes vibraciones, además de ser un percusionista muy completo y ser tan musical que siempre hace bien lo que hace porque está escuchando", dijo Evans. "Realmente sabe de música, siente la música y es un batería extraordinario".

A lo largo de su dilatada carrera, Bunker fue un músico de estudio muy buscado para películas en las que trabajaron los principales compositores de música para cine, como Henry Mancini, Alfred Newman, Miklos Rosza, Jerry Goldsmith, Johnny Mandel y John Williams. Su primera película fue Stalag 17, en 1953, y la última, Los Increíbles, en 2004.

También tocó el timbal con la Filarmónica de Los Ángeles y, según su familia, actuó en más de treinta programas de los Oscar de la Academia del Cine, incluyendo el del último en febrero.

Al final de su vida escuchaba principalmente música clásica. Según el ya fallecido crítico Leonard Feather, entre los pasatiempos de Bunker se encontraban el coleccionismo y la restauración de antigüedades, la reparación de instrumentos e incluso la fabricación de instrumentos por encargo.-

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