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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Lalo Guerrero, el padre de la música chicana

Diego A. Manrique

Lalo Guerrero, conocido como "el padre de la música chicana", falleció el pasado jueves en una residencia de Palm Springs (California). Con 88 años, aquejado de un cáncer de próstata y problemas de memoria, Guerrero se había retirado de las actuaciones, aunque sí atendió la llamada de Ry Cooder para grabar en el próximo disco del guitarrista, Chavez Ravine.

Eduardo Lalo Guerrero nació en Tucson (Arizona) durante la Nochebuena de 1916. Su familia, como tantas otras, se había refugiado en Estados Unidos para huir de la violencia de la revolución mexicana (en aquellos días, según recordaba Lalo, bastaba con pagar un peaje de dos centavos para poder cruzar la frontera). No fue fácil su vida: se dice que sólo sobrevivieron ocho de los 24 hijos de los Guerrero. En su autobiografía, My life and music, también evoca amenazas y bombas del Ku Klux Klan.

Sin embargo, Lalo no tuvo problemas para expresarse musicalmente. Su madre le enseñó a tocar la guitarra; a través de la radio y el cine, se empapó de la música de ambos lados de la frontera y en un club de afroamericanos tuvo el primer contacto con el swing. Cuando llegó la Depresión, los Guerrero volvieron a México y Lalo vivió de cerca la era dorada de los Negrete, Infante, Lara y compañía.

De vuelta en Tucson, Guerrero formó el cuarteto Los Carlistas, que hicieron discos en 1939. Durante la Segunda Guerra Mundial, supo que Lucha Reyes, gran figura de la música mexicana, se había apropiado de su Canción mexicana; en una reacción característica, Lalo emprendió un viaje en tren de cuatro días hasta el Distrito Federal, donde deshizo el entuerto.

Tras la guerra, grabó a destajo, primero con el Trío Imperial, luego con el dúo Lalo y Elena y finalmente bajo su propio nombre. Lalo actuaba en La Bamba, un club favorito de las estrellas de Hollywood, pero también trabajaba en el circuito chicano, cultivando a la tribu urbana de los pachuchos. De forma natural, resolvió el conflicto de las dos culturas: compatibilizó los corridos, las rancheras y los boleros con las adaptaciones de músicas surgidas del gueto, hechas con humor y lenguaje caló.

Temas como Chicas patas boogie, Vamos a bailar, Marijuana boogie o Los chucos suaves tuvieron mucha difusión y reaparecieron en 1979, como parte de Zoot suit, la obra teatral de Luis Váldez que luego se llevó al cine.

Astuto, Guerrero se apropió de la fórmula de los Chipmunks -cintas aceleradas hasta lograr voces agudas- y lanzó populares discos infantiles con Las Ardillitas; utilizó la misma técnica para otro de sus éxitos cómicos, El marciano. También transformó The ballad of David Crockett en Pancho López y se inventó el personaje de Elvis Pérez. Sin embargo, estaba más orgulloso de Canción mexicana, el bolero Nunca jamás y otras composiciones "serias".

A partir de 1968, Guerrero puso su talento al servicio de la causa chicana, movilizada bajo la bandera de La Raza. Tocó a beneficio de los trabajadores agrícolas de California, a los que César Chávez quería sindicar. Después de canciones de denuncia como El corrido de Delano y La tragedia del 29 de agosto, en los ochenta ironizó sobre los estereotipos de su minoría en No chicanos on TV y Mexican mamas, don't let your babies grow up to be bus boys.

En sus últimos años, Lalo fue reconocido como gran representante de la cultura de los estadounidenses de raíces mexicanas, y así fue celebrado por Ricardo Montalbán, Linda Ronstadt, Edward James Olmos o Los Lobos (que grabaron con él su disco de canciones para niños Papa's dream). Fue recibido por varios presidentes y se tomó con humor que Bill Clinton insertara la inapropiada palabra "salsa" cuando le impuso la medalla nacional de las artes: "Bueno, yo también toqué salsa, excepto que entonces lo llamábamos música tropical".

Lalo Guerrero con su inseparable guitarra.
Lalo Guerrero con su inseparable guitarra.ASSOCIATED PRESS

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