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El Biarritz sí llenará Anoeta

El estadio de Anoeta registrará el 3 de abril la mejor entrada del último año. No juega la Real Sociedad contra el Madrid, ni contra el Barça, ni en la Liga de Campeones. No hay fútbol, sino rugby. Sí, rugby, un deporte minoritario restringido al Bera Bera guipuzcoano, eliminado en la primera ronda de la competición europea, y el Getxo Atea, vizcaíno, que vivió hace un decenio su etapa gloriosa en la Liga española. Entre ambos apenas movilizan a mil seguidores.

En Anoeta el lleno está asegurado. Juegan el Biarritz Olympique, francés, y el Munster, irlandés, los cuartos de final de la Copa de Europa de rugby, la máxima competición de clubes. Dos equipos representativos de dos países en los que el rugby es objeto de culto. Tanto que el Olympique ha reclamado 12.000 entradas y el Munster 10.000, a las que habría que añadir las 2.600 puestas a la venta por la Real Sociedad y que se agotaron en hora y media de colas interminables.

El asunto proviene de que la competición ha superado al club francés, uno de los importantes de su país, que reclamó un estadio con aforo para disputar un partido de tanta trascendencia. Habitualmente, el Olympique no registra entradas superiores a unos pocos miles de seguidores, lo que unido al aluvión de irlandeses, limita su capacidad y, sobre todo, sus ingresos por un acontecimiento histórico.

Por eso el club de Biarritz puso el partido en oferta para disputarse en un estadio con aforo sobrado. San Sebastián fue la primera invitación. Por cercanía, por una cierta cultura del rugby -junto a Anoeta hay un estadio de rugby y atletismo-, la capital guipuzcoana era el destino natural, pero Bilbao no quiso quedarse al margen de un acontecimiento internacional.

El PSE-PSOE instó a la Diputación vizcaína para que ofertara San Mamés como escenario de un choque singular. La institución foral no puso especial empeño en defender su candidatura, quizá por el convencimiento de que San Sebastián era la candidata natural o porque el alcalde donostiarra, Odón Elorza -también socialista-, ya había previsto que el partido debía disputarse en su ciudad.

El PSE vizcaíno clamó ayer contra la Diputación Foral por su desapego en la lucha por un partido que se ha convertido en un símbolo general. El Olympique tuvo que salvar las trabas de la federación europea de rugby para disputar el encuentro fuera de su fronteras. El asunto no fue fácil, pero la lógica se impuso a las normativas. Anoeta y San Sebastián eran capaces de acoger toda la demanda que Biarritz y su estadio no podían asumir.

El Biarritz y el Munster encabezaron sus respectivos grupos en la fase previa. Son dos equipos con pedigrí que vivirán en San Sebastián una jornada extraña y singular. La capital guipuzcoana acogerá 22.000 visitantes, que, presuntamente, merodearán por la Parte Vieja de la ciudad con un ambiente jamás vivido. Ni los derbies más intensos entre la Real y el Athletic han acogido tal magnitud de seguidores. El rugby obrará el milagro del que no fue capaz el fútbol. En los tiempos de depresión que se viven en San Sebastián, el Biarritz, que actúa de local, ejercerá como responsable anímico de un deporte minoritario.

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