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L'Espai acoge el estreno barcelonés de 'Piazzolla: hora cero', de los hermanos Bieito

Tras una gira por diversas ciudades españolas, el espectáculo músico-teatral Piazzolla: hora cero, creado en verano de 2003 por los hermanos José Luis y Calixto Bieito por encargo de los festivales de Torroella de Montgrí, donde se estrenó, y la Quincena Musical de San Sebastián, se presenta mañana en Barcelona en el marco de la programación de L'Espai de la Generalitat. Concebido como concierto dramatizado, del que José Luis asume la dirección musical y Calixto la artística, el montaje, con dirección escénica de Alfons Flores, recrea la atmósfera canalla de un quilombo, el burdel en versión porteña, donde el tango de Astor Piazzolla pone la música de fondo.

No es Piazzolla: hora cero un espectáculo propiamente de tango, pero sí bebe de sus fuentes primigenias en su puesta en escena. La música de Piazzolla, gestada en sus inicios en prostíbulos y sórdidos bares, es interpretada en este concierto dramatizado en unos arreglos para guitarra, violín y piano realizados por José Luis Bieito desde una perspectiva clásica que, sin embargo, conservan la acidez original de la música del compositor argentino. La puesta en escena, en cambio, se adentra en el mundo canalla del tango recreando la atmósfera de un sucio quilombo a medianoche, la "hora cero", según Piazzolla, donde prostitutas, borrachos y macarras consumen sus horas entre la bruma del tabaco y aferrados a la botella.

Tres músicos, el propio José Luis Bieito a la guitarra, el pianista Daniel Espasa y la violinista Josepa Aznar; dos bailarines, Keith Morino, que también firma la coreografía, y Therese Lorenzo; y un actor, Camilo García, son los intérpretes de este concierto dramatizado que incluye escenas de danza contemporánea con esencia de tango y en el que sólo al final aparece la palabra, cuando el actor recita el poema El tango, de Jorge Luis Borges.

Piazzolla: hora cero tiene su génesis en el primer disco de José Luis Bieito, Oblivion, una colección de temas de Piazzolla con arreglos propios para guitarra que en su presentación, en 2002, contó con la colaboración de Alfons Flores para vestir el acto con un diseño de luces. Ese embrión de concierto espectáculo creció con la llegada del encargo de los festivales de Torroella y San Sebastián y la implicación personal en el proyecto de Calixto Bieito como director artístico del montaje.

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