La Real Sociedad vence al Numancia con toda la suerte del mundo

El fútbol tiene sus días, raros, juguetones, imprevisibles. Por ejemplo, para la Real, el de ayer fue uno de esos días felices, en los que te puede tocar la lotería sin haber comprado boletos. Le bastó que los comprara el juez de línea para encontrarse con un gol millonario tras un fuera de juego de Kovacevic. Como el día era raro, incluso el larguero le respetó el premio en el tiempo de prolongación castigando al Numancia, que había sido mejor toda la segunda parte, como sólo se castiga a los humildes.

El partido tenía que ser raro, al disputarlo dos equipos rarísimos. La Real es especialista en complicar, en defensa, las jugadas sencillas, y así va ofreciendo oportunidades a su rival. El Numancia es tan raro que sus dos mejores futbolistas (Tevenet, sobre todo, y Gallego) estaban en el banquillo, y su delantero Miguel (1,95m) no da una de cabeza, tarea que realiza a las mil maravillas Tevenet, un remedo de Baraja venido a menos.

Entre rarezas, el partido fue viviendo alternativas accidentadas. Marcó la Real, porque el Numancia tiró mal el fuera de juego; empató el Numancia porque la Real concedió el enésimo balón al contrario y ganó la Real porque así lo decidió el juez de línea al validar la posición de Kovacevic, que tocaba, así, en el minuto 85, su segundo balón en toda la segunda mitad. No era el día del Numancia, ni para ganar un partido (malgastó una ocasión doble con 1-1 y remató al larguero con 2-1).