Sanciones clandestinas
La Federación de Ciclismo no hace públicas sus decisiones en asuntos de dopaje alegando que los corredores se quejan de que atenta a su intimidad
"El ciclismo tiene que modernizarse", proclaman los promotores del UCI Protour. "La imagen es fundamental".
Dicho y hecho. Los equipos, antes tan cerrados, se lanzan a contratar jefes de prensa bien versados en el dominio de Internet y la técnica del email masivo. El periodista de ciclismo ya no tiene ni que moverse de la redacción. Nada más terminar la etapa, recibe en su ordenador crónicas, declaraciones de los protagonistas y fotografías.
La realidad es otra cosa.
El 25 de febrero, nevaba en la Alicante y se suspendió la ascensión al puerto de Campello de la etapa reina de la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Antes de salir, hubo un amago de plante del pelotón, que se rompió cuando el segundo clasificado dijo que él salía por narices, y se fue. Se le juntaron los del Liberty, que dijeron que les obligaba su director, y un par de corredores más. Visto lo visto, al resto del pelotón no le quedó más remedio que salir. "Salimos sólo un poco más tarde que los que rompieron el plante", cuenta un ciclista. "Los teníamos ahí mismo, pero de repente vimos cómo aceleraban sin parar. Hasta pensamos que iban tras coche". Cuando el director del Liberty, Manolo Saiz, adelantó al pelotón, sufrió insultos y gestos.
"Las decisiones en temas de dopaje son públicas, pero no se publicitan", dice un portavoz federativo
Al día siguiente, todas las informaciones, emanadas de la misma fuente, pasaron por alto los incidentes. Todas las crónicas resaltaron que fue una etapa muy combatida y que las hostilidades se iniciaron de salida, con la formación de una escapada de nueve hombres. Nadie citó que eran los esquiroles.
También los ciclistas, como los equipos, parecen creer que una imagen falseada de su deporte es mejor que la cruda realidad, pero en vez de recurrir a jefes de prensa que devíen la atención prefieren, lisa y llanamente, que algunas informaciones nunca se sepan.
Hace un par de semanas, el Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo sancionó con dos años a Santi Pérez por un positivo por homotransfusión en septiembre pasado. La noticia no la hizo pública la federación, no hubo comunicado por fax, email o vía web. "Las decisiones del comité en temas de dopaje son públicas, pero no se publicitan", informó un portavoz federativo. "Si el periodista llama y pregunta si hay algo de cualquier caso, se le informa. Es una petición de los corredores, que dicen que la publicidad de estos casos va en contra de su derecho a la intimidad". "Esto es una práctica de años", confirma el secretario de la federación, Eugenio Bermúdez.
Hace pocos años, incluso, la federación alegó que Óscar Sevilla no podía ir a un Mundial por encontrarse lesionado. En realidad estaba sancionado por tres meses por dopaje con cafeína.
"Pero los corredores nunca hemos hablado con la federación más que las situaciones en que se puede informar, sobre todo si no es una decisión firme", dice José Rodríguez, presidente de la asociación de corredores, a quien le duele más que si le arrancaran una muela las supuestas filtraciones de sanciones. A Rodríguez le queda, sin embargo, un hueso más duro de roer. La Unión Ciclista Internacional (UCI) publica mensualmente en Internet la lista de sancionados de todas las federaciones. Religiosamente no hay mes en el que no caigan dos o tres amateur españoles. "Habrá habido unos 20 el año pasado", dicen en la federación, "todas son sanciones económicas por productos menores".
Los directores de los equipos, mientras tanto, y dada la falta de información pública, exigen a todos los corredores nuevos un certificado federativo en el que conste que no están inmersos en ninguna causa por dopaje ni han sufrido recientemente ninguna sanción.
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