Mujeres y Ciencias
Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer la UEx está celebrando el curso "Educación para la Igualdad". La psicopedagoga Prudencia Gutiérrez, una de las ponentes, reflexiona en este artículo sobre la mujer en la investigación
El siglo XX es el siglo en que las mujeres afirman definitivamente su papel en el mundo de la investigación científica y tecnológica y en todos los demás campos de la vida social, aunque pervivan todo tipo de prejuicios y obstáculos. Sin embargo, el contexto en que las jóvenes se acercan a los estudios y por lo tanto a las profesiones científicas es radicalmente distinto. Ahora, los nombres de las mujeres notables que han contribuido al desarrollo científico ya no son ignorados y callados, como lo demuestran algunas científicas contemporáneas, entre ellas las que han recibido el premio Nobel por sus investigaciones. Primero los movimientos de emancipación de la mujer, después el movimiento feminista y el pensamiento filosófico de la diferencia sexual, han contribuido a cambiar el mundo en que vivimos. Las científicas empiezan a formar parte, con todos los derechos, de la historia de la ciencia (I.E.S. Enrique Díez-Canedo, 2003).
Verificamos cómo las mujeres son mayoría en los estudios universitarios, en la finalización de dichos estudios, y a pesar de ello, son muy pocas las que entran a formar parte de las instituciones académicas. A medida que avanzamos en los estudios universitarios (primer ciclo, segundo ciclo y tercer ciclo), el número de alumnas disminuye, a pesar de que el número de mujeres con un título académico superior supera al de los hombres (ellas son más al comenzar y finalizar los estudios universitarios) y presentan una calificación académica media superior a la de sus compañeros varones.
Sin embargo, los datos muestran la infrarrepresentación de las mujeres en todas las instituciones académicas y de investigación, nacionales e internacionales, situación que en mayor o menor medida, se repite en todos los países europeos y en el resto de países, donde en algunos casos, esta baja participación se convierte en ausencia.
Las científicas se apiñan en los niveles más bajos: son mayoría entre el alumnado y se igualan a los hombres en los puestos de ayudante, pero a medida que se sube por el escalafón académico el número de mujeres disminuye y el de hombres aumenta. Se produce una segregación horizontal y vertical.
Este hecho se pone de manifiesto en el informe elaborado por el Parlamento Europeo sobre la situación de las mujeres en la investigación en Europa, tras la publicación de los informes WIR, ETAN y She figures 2003.
Por lo que se generan medidas para regular esta situación entre otras, la Resolución del Parlamento Europeo en la que deja constancia de la enorme infrarrepresentación de la mujer en la investigación y aboga por incrementar la participación de las mujeres en el Sexto Programa Marco de Investigación, hasta alcanzar el objetivo del 40% en los programas, a través de medidas para una mayor reconciliación entre el trabajo y la vida familiar.
Del mismo modo, se recoge en el documento Resultados de las sesiones especiales de la Asamblea General de Naciones Unidas (2001) en el anexo del proyecto de resolución II "Nuevas medidas e iniciativas para la aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing" (pertenecientes al capítulo III (op. cit.), las RECOMENDACIONES DEL COMITÉ ESPECIAL PLENARIO, en el punto IV. "Medidas e iniciativas destinadas a superar los obstáculos y a lograr la aplicación plena y acelerada de la Plataforma de Acción de Beijing".
Por lo tanto, nos parece necesario hacer un recorrido por los estudios recientes sobre Género y Ciencia, los cuales reflejan la situación de las mujeres en las ciencias, tanto en el ámbito académico como profesional y analizar los datos arrojados por los mismos, para averiguar cómo tiene lugar el desarrollo de su carrera investigadora, así como comprobar el escaso número de mujeres que ocupan puestos de dirección, debido al efecto del llamado "techo de cristal". Entre otros, destacar el dirigido por Eulalia Pérez Sedeño (2004), María Jesús Izquierdo (2004) y María Antonia García de León (2002).
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