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Reportaje:

Mar afuera

Un barco pesquero encalla en la costa de Peñíscola con tres tripulantes a bordo

María Fabra

No hubo heridos. El patrón de la embarcación sí hubo de ser atendido por facultativos sanitarios pero, principalmente, por el shock nervioso que le produjo el ver cómo el barco que dirigía había quedado encallado frente a la costa de Peñíscola, a apenas un kilómetro de su punto de destino, el puerto pesquero de esta localidad del Baix Maestrat. Sus dos compañeros, que completaban la tripulación, también pudieron abandonar el barco sin sufrir lesión alguna.

La jornada había acabado y el pesquero se dirigía de vuelta al puerto. Dedicado a la pesca de arrastre, el Blai es un barco de fibra de vidrio, de dieciocho metros de eslora y 37 toneladas, que apenas llevaba seis meses en el agua. Pero algo falló. Algo que todavía no se había aclarado a la hora del cierre de esta edición y, probablemente, seguirá sin aclararse durante los próximos días.

Se hizo de noche y el Blai seguía encallado. Junto a la costa. A escasos metros de tierra firme. Junto al paraje natural de la Serra d'Irta. Mientras, una docena de personas trataban de ganarle al mar. El plan consistía en intentar rellenar los huecos existentes entre las rocas con arena y tierra con el fin de "crear" un camino que permitiera el acceso hasta la embarcación. Una vez junto a ella, los responsables de la misma pretendían empujarla hasta conseguir que otro barco, desde el mar, la alcanzara con un cable y así poder remolcarla hacia dentro del agua. En cualquier caso, a esa hora, frente al pesquero accidentado ya se encontraba una embarcación de Salvamento Marítimo, procedente de la localidad tarraconense de Sant Carles de la Ràpita. Junto a ella, durante varias horas, fondearon también hasta más de una docena de pesqueros, con base en Peñíscola, a la espera de poder contribuir, de alguna manera, al salvamento.

Ante la delicada situación se pensó en una segunda opción, en el caso de un fallo en la primera o la imposibilidad de llevarla a cabo. Así, el salvamento desde tierra previsto planteó el traslado de una grúa de grandes dimensiones que enganchara el Blai y lo levantara hasta tierra firme para, desde allí, cargarlo en un vehículo especial y transportarlo a los astilleros. Las hipótesis sobre la causa de lo ocurrido fueron diversas. Por una parte, se barajó la posibilidad de una rotura de algún mecanismo de control de dirección del timón. También se planteó la posibilidad de que el motor se enganchara con algún elemento que le hizo perder rumbo y navegar a la deriva hasta quedar encallado. La tercera opción apuntaba a la posibilidad de que los tripulantes, en el momento del suceso, estuvieran clasificando el pescado y un golpe de mar arrastrara hasta cerca de la costa la nave sin poder evitar el accidente. Quizá un despiste...

A la hora del cierre de esta edición, el barco seguía encallado, mientras más de un centenar de curiosos, con muchas ganas de proponer alternativas, se acercaban hasta el lugar. Unos focos de gran potencia hicieron del Blai protagonista principal de la escena. Un protagonista que, según las previsiones, pasaría la noche encallado para que hoy, con luz natural, se determine la solución más adecuada. Protegido y amarrado, quedó mar afuera.

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