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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Chris Curtis, batería de los Searchers

Una larga enfermedad acabó el domingo, 27 de febrero, con la vida de Christopher Crummey, el hombre que durante la primera mitad de los sesenta gozó de fama y reconocimiento mundiales como batería de los Searchers y bajo el nombre artístico de Chris Curtis. Tenía 63 años y, pese a su delicada salud, había recuperado recientemente su faceta musical para participar en una banda de carácter solidario, The Merseycats.

Los Searchers tomaron su nombre de un western de John Ford, empezaron sus primeras actuaciones por Liverpool en 1957 y gozaron, sobre todo en el periodo entre 1963 y 1966, de una gran popularidad por todo el mundo. Nacieron como una banda inspirada en el primitivo skiffle, con la figura del mítico Lonnie Donegan como principal modelo, pero no tardaron en evolucionar hacia un sonido más híbrido y enriquecido por el rhythm 'n' blues americano, el soul, el country o el rockabillly.

Curtis, natural de Lancashire, se incorporó a la banda en 1959, en sustitución de Norman McGarry, y enseguida aportó un sentido rítmico mucho más rico y sus habilidades como compositor. Uno de los mayores éxitos del grupo, He's got no love (1965), saldría de su repertorio.

El sello Pye Records, el mismo que un año más tarde ficharía a los Kinks, incorporó a los Searchers a su catálogo en 1963. La apuesta funcionó durante un cuatrienio de ensueño, pese a la omnipresencia en las listas de sus paisanos los Beatles. Ya en agosto de aquel año, el primer sencillo del grupo, una versión de Sweets for my sweet (The Drifters), alcanzaría el número 1. Parecida suerte correrían, en temporadas sucesivas, Needles and pins, Don't throw your love away, Love potion No. 9 o el tema de Phil Spector Be my baby.

Pero la fascinación del mundo de la música por el sonido de Liverpool, el mersey beat, se iría apagando a partir de 1965. Una temporada más tarde, agotado por el imparable calendario de giras y grabaciones, Chris Curtis dejaría su puesto en los Searchers a Johnny Blunt.

La decadencia de aquel cuarteto de Liverpool coincidió con intermitentes tentativas de Curtis por desarrollar una carrera en solitario, con acierto desigual. Grabó un sencillo con su propio nombre, Aggravation, que cayó en el olvido, y en cambio logró un éxito importante cuando grabó su tema Let's go to San Francisco bajo el alias The Flowerpot Men.

La última gran aventura de Chris Curtis en el panorama musical fue la banda Roundabout, que fundó junto a su hermano Dave y que serviría de semillero para una formación mítica del rock duro, Deep Purple. De hecho, Curtis fue el descubridor del guitarrista Ritchie Blackmore, mientras Chris se reservaba el papel de cantante y delegaba la batería en manos de Bobby Woodman. Roundabout quiso ser una formación de rock psicodélico, un híbrido entre el Sargent Pepper's de los Beatles y el guitarreo incendiario de Jimi Hendrix. Pero los Curtis no se sintieron cómodos en el proyecto y se apearon antes de que el grupo se rebautizara como Deep Purple y obtuviera gran repercusión.

Chris Curtis hubo de conformarse con trabajar como productor para artistas menores, como Paul y Barry Ryan, y embarcarse en otros proyectos laborales muy alejados del rock. Peor suerte corrió Tony Jackson, otro de sus compañeros en los Searchers primigenios. Jackson falleció en Nottingham en agosto de 2003, también a los 63 años, sin un penique en los bolsillos.

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