La mujer que canta
Un vestido negro largo con escote de pico ceñido al cuerpo delgado y un maquillaje que acentúa la palidez del rostro de esfinge y resalta sus grandes ojos oscuros. Y toda la fuerza expresiva de sus manos desnudas. Gréco es un mito. La amiga de Sartre y Boris Vian, la actriz de Cocteau y Renoir, la pareja parisiense de Miles Davis, la muchacha cuyos jerséis negros demasiado largos y los pantalones de chico serían el modelo para muchas otras jóvenes. La idea del existencialismo encarnada en una mujer.
Cantó a Gainsbourg (Accordeón, La javanaise), Jacques Brel (Ne me quitte pas, Bruxelles, La chanson des vieux amants -"nos ha hecho falta mucho talento para ser viejos sin ser adultos"-), Gérard Manset (Je jouais sur un banc) y muchas veces a Carrière -guionista de Buñuel- y Jouannest -pianista de Brel y coautor de algunas de sus memorables canciones, con el que se casó Juliette Gréco. También a jóvenes autores franceses como Art Mengo (Pour vous aimer) o Christophe Miossec (Couvre-feu).
Juliette Gréco
Juliette Gréco (voz), Gérard Jouannest (piano), Barthélémy Raffo (guitarra eléctrica), Patrick Brugaliére (acordeón), Hermés Alesi (bajo) y Gérard Gesina (batería). Auditorio Nacional. Madrid, 4 de marzo.
Masca las palabras, las digiere y les da nueva vida en su cuerpo. Hay una sensualidad elegante en la dicción y un sentido teatral en sus interpretaciones. La forma en que envuelve con su gesto el micrófono o lo toma como si fuera su pareja de baile. Magistral cuando representa J'arrive, diálogo con la muerte. Tiene un fraseo entre el canto y el recitado: comédienne, Juliette Gréco interpreta. "Ya sé que no debería cantarla porque es una vieja canción", dijo con calculada y divertida coquetería. Fue Deshabillez-moi (Desnúdeme). De C'était un train de nuit, explicó que era un deber de memoria: su madre y su hermana mayor, detenidas por la Gestapo, salieron del campo de concentración pesando 30 kilos. Por fuera, la vida ha ido dejando huellas; por dentro, parece la misma Gréco libre y orgullosa, inconformista, misteriosa y risueñamente melancólica. Intransigente con aquellas cosas y aquellos que no le gustan. Es un mito en vida. Una abuela de izquierdas y una mujer que canta.
Babelia
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