Nunca debieron sorprendernos
El que la rapidez y las características de la pista de Bratislava sorprendieran a los técnicos y a los jugadores del equipo español es comprensible. Sin embargo, lo que nunca debería haberles sorprendido, tal y como ellos mismos han manifestado, es el nivel demostrado por los rivales. Tanto Hrbaty como Beck son habituales en el circuito profesional y esta temporada han conseguido muy buenos resultados. Su nivel siempre ha estado ahí y, por tanto, era de esperar que jugaran al altísimo nivel que lo han hecho. La sorpresa, en todo caso, habría podido llegar por su bajo rendimiento. Pero en la Copa Davis siempre hay que estar preparado para enfrentarse a un adversario que va a sacar a relucir lo mejor de su juego y tener preparadas las soluciones.
La cancha de Bratislava impide a los jugadores con gran calidad en toda la gama de golpes y receptivos a los largos intercambios desarrollar al máximo su nivel de tenis. En el doble de ayer se hizo patente porque Beck y Mertinak lograron superarse e igualar la mayor calidad de Nadal y Costa. Este dúo nos ha dado alegrías en este inicio del curso, pero en superficies menos rápidas y al aire libre, donde pueden desarrollar mejor el potencial de su juego.
La pista con la que España se encontró fue una sorpresa desagradable e incontrolable en el poco margen de tiempo del que se disponía. No fue de recibo la respuesta que dio la federación internacional a las quejas de la española. Y habría que tomar medidas muy serias para que este tipo de cosas no se repitan. Sin embargo, no esperaba que se produjera un resultado tan rotundo. En septiembre, España saldrá como cabeza de serie y debe asegurarse la permanencia en el grupo mundial.
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