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Entrevista:TROTAMUNDOS | JUAN LUIS GALLARDO, ACTOR | PROPUESTAS

Geografía interior

Entiende el viaje como un proceso necesario hacia el encuentro de uno mismo. Tal fue su objetivo cuando puso rumbo a la India. El actor, que acaba de estrenar en Barcelona la obra teatral Un hombre de suerte, relata su aventura.

La India parece un destino ideal para la introspección.

Me fui tras vivir una etapa de esas que me han perseguido de éxito aparente. Tuve una depresión, así que decidí irme a un ashram (centro espiritual).

¿Cómo fue el viaje hasta allí?

En Bangalor, al sur del país, empezó un viaje en coche. A las cinco de la mañana paramos en medio de la carretera porque unas vacas se habían instalado allí y, como son sagradas, tienen prioridad. Me dio un ataque de risa y no nos quedó otra que bajar del coche e ir a tomar un té. Pensé: "¡Qué bonita es la falta de aceleración!".

Sí, pero a la vuelta de la esquina le esperaba una ración de sufrimiento.

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Y tanto, en forma de unas cagaleras terribles. Somaticé el impacto que sentí en el ashram, donde yo no era nadie. Mi ego estaba por los suelos. Me metieron en un cobertizo con una colchoneta para dormir.

Adivino que, entre otras vicisitudes, pasaría hambre...

Sí, mucha, pero eso era lo de menos. Me fui sintiendo más liviano, más trascendente, y cuando todo terminó, me costó volver a España.

¿Cómo era un día allí?

Nos levantábamos a las cinco de la mañana y rezábamos. El día transcurría entre charlas, lecturas y seminarios espirituales por donde pasaba gente como la actriz Shirley McLaine.

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