Will Smith es un refinado maestro en amores en la comedia 'Hitch'

No se puede negar que Will Smith (Filadelfia, Estados Unidos, 1968) es todo un showman. En la pantalla y fuera de ella. Ayer, en la presentación a la prensa en Barcelona de su última película, Hitch, especialista en ligues, el actor y músico bromeó -con los periodistas y también con sus compañeros de reparto, Eva Mendes, Kevin James y Amber Valletta, y con el director, Andy Tennant-, rapeó y hasta repartió besos entre el sector femenino -y predispuesto- de la sala.

Smith, que se hizo popular a principios de la década de 1990 gracias a su papel en la serie televisiva El príncipe de Bel Air y que en su carrera no ha cultivado precisamente la comedia romántica, encarna ahora en Hitch... -que se estrena en España el próximo viernes- a una especie de maestro en amores, que instruye secretamente a sus alumnos sobre cómo seducir a la mujer de sus sueños. El gran problema surge cuando él mismo fracasa al aplicar sus teorías.

El actor, que mezcló continuamente en sus respuestas el castellano -auxiliado por Eva Mendes, de padres cubanos- y el inglés, aseguró haberse sentido "cómodo" en esta comedia de amor, pero no más, añadió, de lo que lo está en un drama (Ali, filme por el que fue candidato al Oscar), en una película de acción (Men in black) o de ciencia-ficción (Yo, robot), o incluso con la música. "En realidad, lo que me gusta es entretener al público. Me hace sentir bien hacer reír, que la gente grite de placer, baile... Pero sí, la comedia me sale espontáneamente. Soy así: no puedo evitar dejar de hallar el lado divertido de las cosas, incluso de las más serias". Pero cuando se le pide que elija entre cine y música, opta por ésta sin dudarlo. "En un filme, no dejo de ser el instrumento del director; en cambio, la música me sale del corazón".