Humillaciones en nombre del capital
Tal vez conozcan Mister Minit, la famosa cadena de reparación de calzado y duplicado de llaves. Si es así, sabrán que estos establecimientos se constituyen como el recurso ideal para soluciones tales como poner a punto zapatos estropeados, copiar llaves y mandos a distancia, afilar cuchillos o ponerle un broche a la cartera. Es una tarea encomiable pero, para llevarla a cabo, dicha firma no duda en sacrificar varios derechos que, por convenio y por contrato, sus trabajadores poseen.
Gracias a mi experiencia, sé que la empresa ofrece contratos de 40 horas semanales, pero recomienda al trabajador que efectúe más para demostrar su interés; obligan a los empleados a doblar turno el sábado, algo que el convenio propio de este sector prohíbe; el personal es continuamente escrutado por cámaras de vigilancia cuyas grabaciones usa el supervisor para amonestarles; ponen a trabajadores a cargo completo del establecimiento sin haber realizado los cursos obligatorios de formación, lo que repercute en detrimento del trabajador y del cliente; engañan a los empleados con una supuesta comisión por ventas -que no es sino una prima por trabajo realizado- y les obligan a realizar tareas propias de un comercial, sin que dicha función aparezca retribuida como tal; no respetan la categoría profesional de los contratados, a los que exigen tareas propias de rangos superiores siendo retribuidos de acuerdo con la suya inferior...
Bien, quizá no suceda así en todo el país; únicamente conozco lo que ocurre en la zona de Almería. Tal vez todo sea debido a la cuestionable gestión del supervisor de dicha zona, un hombre cortado por el patrón de la vieja escuela. Tan encantadora persona no dudó en despedirme de forma fulminante, dos días después de hacerme indefinido, porque acepté una proposición suya, que consistía en trasladarme dos semanas a un establecimiento valenciano (trabajando yo sólo de lunes a sábado 11 horas al día y sin que las 52 horas extraordinarias resultantes fuesen abonadas ni compensadas con días de descanso), mas tuve la insensatez de comentarle que aquello me parecía inadecuado.
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