Detenido en Barcelona el jefe de uno de los clanes de la Camorra
Los Mossos d'Esquadra recibieron un chivatazo sobre Amato
Los Mossos d'Esquadra detuvieron el sábado en Barcelona a Raffaelle Amato, de 40 años y nacido en Nápoles (Italia), el capo de un clan de la Camorra que ha importado ingentes cantidades de droga a Italia. La captura fue a las tres de la madrugada, cuando salía del casino de la zona del Port Olímpic. Un chivatazo había alertado a la policía autonómica de que Amato estaría allí, por lo que se montó un dispositivo especial.
La peligrosidad del capo, junto con la de los otros cinco miembros del clan que fueron arrestados con él. Los otros arrestados son Gaetano S., de 32 años; Gennaro D., de 29; Domenico S., de 42; Carmine C., de 28, y Francesco F., de 19 años. Al menos dos de sus acompañantes son guardaespaldas. Estaba previsto que Amato, sobre el que había una orden internacional de búsqueda y captura por organizar un clan mafioso, pasara en la noche de ayer al juzgado de guardia. Se espera que la Audiencia Nacional dicte su extradición a Italia. Sus cinco acompañantes permanecen arrestados por resistirse a la autoridad al ser detenidos.
Amato encabeza un grupo escindido formalmente en septiembre de 2004 del clan Di Lauro, con el que pugna por el control de la droga en el deprimido distrito napolitano de Scampia. La lucha entre ambos empezó hace dos años con la huida del capo Paolo di Lauro, Ciruzzo o Milonario, que dejó a su hijo Cossimo al mando de los negocios. Éste cambió el régimen de reparto de ganancias entre los miembros del clan, lo que provocó la escisión de Amato y unas decenas de fieles.
Amato, que había empezado de matón y llegó a ser lugarteniente del capo, huyó a España. Eecaló en ciudades del sur, como Marbella, y después se trasladó a Barcelona, donde vivía con muchos lujos: se hospedaba en hoteles de cinco estrellas y no dormía varias noches seguidas en el mismo, según fuentes policiales. Amato organizaba su clan desde la capital catalana y se embolsaba tras el reparto medio millón de euros al día. A su grupo se le conoce como los españoles o secesionistas, y cuenta con numerosos hombres, armas y dinero.
Cossimo mandó aniquilar a los insurgentes, y desde entonces la guerra entre clanes ha sembrado de cadáveres el sur de Italia: 134 muertos en 2004, y ningún viso de cambio en los primeros meses de 2005. La mayor parte de las víctimas son inocentes atrapados en el fuego cruzado. Nueve hombres del grupo del detenido han fallecido en el último mes. La muerte de Gelsomina Verde, una joven de 22 años, ilustra hasta dónde llega el ensañamiento: fue asesinada de un tiro en la garganta y metida en un coche al que se le prendió fuego por negarse a desvelar al clan de los Di Lauro dónde se escondía su novio, miembro de los españoles.
El Gobierno italiano incrementó a finales de año en 300 los policías destinados en Nápoles para atajar la sangría. En diciembre practicaron más de 700 arrestos, y el pasado 7 de enero arrestaron a 43 activistas de la Camorra en una redada. La policía pretende evitar que el vacío de poder por la desaparición de Paolo di Lauro provoque tantas muertes como las que dejaron las luchas intestinas tras la captura del gran capo Raffaele Cutolo. Entonces, entre 1980 y 1982, murieron más de 700 personas.
Di Lauro controlaba desde hacía 25 años el mercado de la droga en Nápoles, que deja un beneficio neto de un millón de euros semanales. Scampia es una de las zonas más deprimidas de Europa, con un paro que ronda el 50%. La detención en Nápoles de Cossimo di Lauro el pasado enero evidenció hasta dónde está arraigada la Camorra en el tejido social. Los carabineros tuvieron que pedir refuerzos para sacarlo de la casa donde se escondía, porque una multitud se había congregado en pocos minutos para arremeter contra los agentes. Tardaron tres horas en llevárselo.
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