Peor que con Queiroz
La mayoría de los jugadores del Madrid, con el índice goleador más flojo de la etapa de Florentino Pérez, da por perdida la Liga
La expedición del Madrid regresó a casa desde A Coruña, a las tres de la madrugada de ayer, con cierto cargamento de marisco y una fila de caras pálidas e inexpresivas. Los jugadores se mostraron resignados ante la fatalidad de un curso mal encarrilado desde hace mucho tiempo y que el sábado se torció del todo. Como dijo Mauro Silva, el capitán del Deportivo: "El Madrid no perdió la Liga en Riazor. La perdió en otros campos". La mayoría de los jugadores y hasta el propio técnico, Vanderlei Luxemburgo, están de acuerdo. Dan el campeonato por acabado y piensan en la Liga de Campeones. Si hay que culpar a alguien, se prefiere señalar al año 2004.
Ahora, el vestuario oscila entre revolverse contra una racha de dos derrotas consecutivas -Athletic y Deportivo- o dejarse llevar por la corriente del desánimo, de la que ningún futbolista está a salvo, como se vio la temporada pasada. Porque precisamente el Madrid actual tiene peores números que el de Carlos Queiroz, un equipo que el presidente, Florentino Pérez, puso como ejemplo de fracaso organizativo, disciplinario y deportivo. Aquel Madrid, en la 25ª jornada, sumaba 56 puntos, iba el primero en la clasificación y llevaba 50 goles a favor por 27 en contra. El Madrid actual va el segundo, con 50 puntos, ocho menos que el Barcelona; da casi por perdida la Liga y tiene 43 goles a favor por sólo 21 en contra. En la temporada pasada, el equipo tiraba a puerta 6,82 veces por partido. En la actual, 4,76. La estadística sólo ha mejorado en los goles en contra: seis menos.
Los números de la defensa hablan bien del fichaje de Samuel, un central que aporta contundencia en el marcaje. Lo que resulta enigmático a los propios jugadores es la falta de pegada. Este Madrid es el menos rematador y el menos goleador desde que Pérez comenzó a presidirlo a golpe de fichaje-espectáculo. En la temporada 2000-01, la primera de su mandato, su estadística de remates a puerta fue de 6,87 por encuentro y en la 25ª jornada cuantificaba 56 goles; en la 2001-02, 48; en la 2002-03, 58; en la 2003-04, 50... Y ahora, 43. El Barça, con 50 goles, es el único que le supera. En la Liga, como siempre, decide el que más golea.
"No le hacemos un gol a nadie", dicen, preocupados, los jugadores. No se lo explican. En Asia, tampoco. Este Madrid, exportado a Japón y China como el equipo más "poético" del planeta -en palabras de sus dirigentes-, el equipo que sólo atiende al "arte" del juego, entendido como agresión creativa al rival, se muestra incapaz de sacar rendimiento a sus goleadores. Ronaldo, del que depende buena parte de todo, se ve metido en disyuntivas, cuando no sociales, laborales. Owen cumplió anteayer su segundo partido consecutivo como titular y se pasó los dos sin tirar a puerta. Raúl, que en Riazor tuvo gripe, maquilla su estadística -seis tantos en la Liga- gracias a los dos que le metió al Espanyol el pasado día 5. Figo, que lleva tres tantos, marca de penalti o le cuesta mucho encontrar puerta. Y Beckham lo hace de falta directa (cuatro) o no lo hace. Aquellos goles que marcaba Beckham en el Manchester, llegando desde atrás, han pasado a la historia. Y los goles de Zidane también son escasos: un tanto, contra el Espanyol, en el Bernabéu, es todo su saldo en 2005.
"Hemos dado una imagen lamentable", confesó Raúl Bravo en Riazor. "No hemos tirado a puerta", explicó Casillas, siempre tan al grano. El portero lo sabía: el Madrid tiró dos veces a la portería del Deportivo. Y el problema no es nuevo. El 1-0 al Juventus de la semana pasada fue obra de Helguera, un defensa, en una jugada ensayada. Contra el Athletic, en la definición, no funcionó ni Ronaldo. Contra Osasuna, otra vez, fue Helguera el que decidió. Ante el Numancia, en Soria, el Madrid no habría ganado de no ser por una subida de Salgado.
"Teníamos bajas y hemos sufrido otras", dijo Vanderlei Luxemburgo, el técnico, para justificar el bajo rendimiento de su equipo ante el Deportivo. Bravo y Zidane, con sendas contracturas; y Beckham y Figo, "con fiebre", según el entrenador, no jugaron a pleno rendimiento, uniéndose a las bajas de Helguera, por sanción, Raúl, griposo, y Salgado, Guti y Ronaldo, lesionados. El Madrid amenaza con derrumbarse físicamente. Esto es lo que vio Mauro Silva: "He notado que el Madrid tenía poca frescura. Siendo un equipo que va perdiendo y tiene que arriesgar, esperaba que nos atacara más. Pero se le ha visto sin frescura".
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