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Reportaje:

El astronauta imaginario

Un adolescente hace creer en India a los medios y a los políticos que había ingresado en la NASA

Un chico de 15 años, que vive en Balia, una localidad de Uttar Pradesh, uno de los estados más atrasados de India, logró engañar a los medios de información y a las más altas autoridades y hacerles creer que había superado un examen para ingresar en la NASA. Sólo el mentís de la agencia espacial estadounidense le ha desenmascarado el pasado jueves, y ahora la policía le interroga para esclarecer si buscaba montar una gran mofa o se trata de un mentiroso compulsivo.

El caso del joven Saurabh Singh apareció primero en un periódico local: un chaval de familia pobre que va a estudiar a Kota y vuelve con un certificado firmado por la NASA tras el éxito en un examen que, asegura, aprobó en su día Kalpana Chawla, la astronauta india muerta en la explosión del Columbia en 2003. Medios informativos de más tirada recogieron la historia, y la bola de nieve alcanzó las televisiones, los portales digitales y algunos grandes diarios como The Sunday Express.

Cuando iba a recibirle el primer ministro, la agencia espacial desmintió la historia

Entonces los políticos se apuntaron al bombardeo informativo, y la Asamblea de Uttar Pradesh concedió a Saurabh un premio de 500.000 rupias (8.700 euros, espléndida suma en India) y 100 miembros del Senado donaron un día de salario para el muchacho. Varias fundaciones entraron en competición para becarle.

Saurabh asegura que se entrevistó con el presidente del país, Abdul Kalam (The Indian Times lo confirma, Reuters -que atribuye al chico 17 años- se muestra cauta) y, justo cuando iba a ser recibido el pasado jueves en Delhi por el primer ministro Manmohan Singh, llegó el desmentido de la NASA. La agencia espacial había sido contactada por un portal digital, Rediff, que presta especial atención a fraudes y escándalos. "Por ahora nadie sabe aquí de dónde sale ese examen", respondió un portavoz de la NASA.

El chico regresó de inmediato a su pueblo, mientras la clase periodística y la política adquirían una repentina perspicacia y se ponían a tirar del hilo para revelar la verdad oculta. Así, fueron recabándose con éxito diversos desmentidos.

La Universidad de Oxford confirmó la inexistencia del examen de la NASA. La compañía aérea Indian Airlines, con el recordatorio de que no vuela a Londres, echó por tierra el viaje que el muchacho dijo haber hecho para examinarse. También V. K. Bansal, profesor de matemáticas del instituto de Kota, negó que hubiese entrenado a Saurabh para la prueba de la agencia espacial, y tanto el maestro como el centro educativo alegaron incluso que "nunca fue alumno nuestro y nunca oímos hablar de él".

Quienes no reniegan de haber oído y celebrado las hazañas de Saurabh son sus paisanos. India está deseosa de otorgar estatus de héroe a quien haga algo parecido a batir un Guinness, y por tanto la gente de Balia no escatima admiración para el chaval que apareció en televisiones y periódicos. Al lado de esa gloria, ¿qué importan minucias como que Saurabh no enseñe el supuesto pasaporte que llevó a Londres, o que dijese a Reuters que se hospedó en un hotel y a un diario en hindi que le albergaron en el Palacio de Buckingham? ¿Quién se preocupa porque en el certificado que Saurabh blande, presuntamente firmado por la NASA, figuren faltas de ortografía como Aeronatics y el nombre del administrador Sean O' Keefe se convierta en Cin K. Kiff?

Al fin y al cabo, en Balia nadie tuvo noticia de que, antes del pasado jueves, ningún periodista o político comprobase ni un detalle de lo que Saurabh contaba.

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