India pega un estirón
La economía asiática crece un 6,9%, pero con tareas pendientes
India es uno de los países más pobres del mundo, pero también una de las economías más dinámicas. Apoyada en un fuerte sector manufacturero y la inversión extranjera, seguirá manteniendo tasas de crecimiento cercanas al 7% este año, a pesar de las catástrofes naturales. Su rígida regulación, su alto déficit fiscal y las malas infraestructuras impiden que el país dé el salto definitivo.
La cuarta economía de la región se ha visto frenada sólo por los elevados precios del petróleo y los devastadores efectos del 'tsunami'
La inversión extranjera directa se ha duplicado en los últimos dos años, hasta rondar los 6.000 millones de dólares en 2004
Las últimas estimaciones del Gobierno indio señalan que su economía crecerá un 6,9% el año fiscal 2004, que cierra en el próximo mes de marzo. Este incremento en el PIB sería inferior al 8,5% del año fiscal anterior, pero bastante superior a las estimaciones del propio Banco Central indio, que había pronosticado un margen de entre el 6% y el 6,6% de crecimiento.
Estos datos confirman la positiva trayectoria de la cuarta economía asiática, que, según los analistas, se ha visto frenada este año solamente por los elevados precios del petróleo y de los devastadores efectos del tsunami que azotó a principios de año el sureste asiático. Según han estimado las aseguradoras, el devastador maremoto podría haber causado daños por más de 13.000 millones de dólares en toda la región. Esto sin contar los costes de la reconstrucción.
El sector manufacturero y la llegada de inversión extranjera han sido los pilares del crecimiento. La producción de este sector ha crecido un 9% durante los primeros nueve meses de este año fiscal, muy por encima del 7,2% del año anterior. Este índice ha elevado la producción industrial desde un 6,6% hasta un 8,4% en un año. Los sectores industriales y de servicios representan el 75% del PIB indio, mientras que la producción agrícola aporta el 25% restante.
Por otro lado, la inversión extranjera directa se ha duplicado en los últimos dos años hasta rondar los 6.000 millones de dólares en 2004, según datos de la UNCTAD. Este gran crecimiento se debe al incipiente proceso privatizador del Estado indio, históricamente centralista. No obstante, el alza es considerada insuficiente por todos los analistas, ya que los niveles de inversión son más bajos que en países con un PIB muy inferior, como República Checa, Polonia o Chile.
India tiene 1.100 millones de habitantes, de los que 330 millones viven bajo el umbral de la pobreza. Además, su PIB de 800.000 millones de dólares es inferior al de países como España, lo cual deja un enorme margen de crecimiento. Éste es el principal problema de India, un país que pese a tener actualmente una de las economías más dinámicas, presenta índices aún insuficientes para dar el salto definitivo hacia los países más desarrollados.
¿Qué falta? El FMI ha detectado tres fallos estructurales. El primero es un sistema de leyes y regulaciones que no fomenta las inversiones del sector privado y que, dice el organismo, es extremadamente rígido en cuanto a la normativa laboral.
El segundo problema para un mayor crecimiento es el alto coste del capital, debido al gran tamaño del déficit del sector público y a la falta de desarrollo de los mercados de valores, a pesar de que el Estado ha dado algunos pasos hacia la modernización, incluyendo una ley que permite a los bancos cerrar las puertas a los clientes que no pagan sus deudas. A ello se suman las deficientes infraestructuras, que impiden que cualquier inversión tenga una alta rentabilidad.
No obstante, el obstáculo más grande sigue siendo el elevado endeudamiento del sector público. Tras la crisis de 1991, el déficit fiscal consolidado se redujo del 9,6% del PIB en 1990-91 al 6,7% del PIB en 1995-96. Esta cifra que se ha mantenido en torno al 5% durante los últimos cuatro años. Esto se ha traducido en que la deuda pública ya alcance el 62,2% de PIB, un dato muy negativo para una economía en pleno crecimiento.
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