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Crónica:FÚTBOL | Dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Athletic cumple con el protocolo

El equipo vasco empata en Viena frente a un débil Austria en un gris partido de ida

La polémica del hielo dejó un rescoldo encendido: el campo estaba bien, pero la pelota botaba con una rabia endiablada. Una buena excusa para justificar la escasez de juego y la preponderancia de las actitudes conservadoras a la hora de saber qué hacer con ella. Tanto hablar del hielo, de pistas de patinaje, en el subconsciente de los futbolistas estalló el miedo, sobre todo en el Athletic, el equipo superior, al que la prensa austriaca había definido como "el equipo más en forma de la Liga española". Pero el Athletic saltó al viejo Prater con el hielo en la mente y una notable preocupación por la estabilidad. No era una cuestión de alineación, sino de psicología. Valverde, convencido de que se podía jugar correctamente optó por su estilo preferido, con Etxeberria y Ezquerro en punta, en busca de romper al Austria por velocidad, a sabiendas de que sus dos centrales, Antonsson y Afolabi, no se distinguen por sus reflejos ni por su capacidad para el cruce.

AUSTRIA VIENA 0 - ATHLETIC 0

Austria Viena: Didulica; Dospel, Afolabi, Antonsson, Papac; Sionko, Blanchard, Kiesenebner (Wagner, m. 84), Vachousek; Vastic (Mila, m. 75) y Rushfeldt (Gilewicz, m. 66).

Athletic: Lafuente; Murillo, Lacruz, Prieto, Casas; Iraola (Del Horno, m. 72), Orbaiz, Gurpegui,Yeste (Bordas, m.89); Etxeberria y Ezquerro (Urzaiz, m, 82).

Árbitro: Alon Yefet (Israel). Amonestó a Dospel, Yeste y Murillo.

Unos 15.000 espectadores en el Ernst Happel.

Pero la psicosis del campo estaba demasiado instalada en la mente de los rojiblancos. Sólo en un par de ocasiones se parecieron a sí mismos en la primera mitad, en una combinación interesante entre Iraola, Ezquerro y remate final de Yeste muy descolocado.

El Austria es poquita cosa, poco más que un equipo ordenado, con poca imaginación, pero dispone de dos futbolistas más que interesantes, Sionko y Vachousek. Ambos se bastaron para amargar la noche a Casas y Murillo, dos muchachos que cometieron demasiados pecados de juventud hasta el punto de comprometer su portería en un par de ocasiones. El Athletic parecía jugar sobre hielo y Sionko sobre una alfombra: cuestión de actitud más que de césped.

Al menos, el Austria contaba con la calidad que tenía, sus dos extremos. Nada más se le podía exigir. Al Athletic se le congelaron sus genios. Yeste, helado en la banda, se dedicó a sacar faltas y saques de esquina, además con escasísimo acierto, Iraola nunca supo qué hacer con el partido, mientras Orbaiz jamás fue capaz de poner el juego en hora. El Athletic sobrevivía con la brega de Etxeberria y algunos toques de inspiración de Ezquerro.

Entre unos y otros construyeron un partido plano, más dominado por el miedo a perder que la ambición de ganar. El Athletic parecía confiar en el desfondamiento del equipo austriaco, ausente dos meses de al competición oficial, pero ocurrió que lo moral predominó sobre lo físico. El Austria se dio cuenta de que podía ganar el partido, se quitó el miedo y apostó por velocidad de sus delanteros más bajitos. El Athletic sólo existió en un disparo extrañamente fallado por Etxeberria. Lo demás fue una sombra de sí mismo sometido a un agobio excesivo por un rival al que resucitó por su falta de aplicación. Ni los cambios de Valverde (revivir a Yeste en el eje central), y escorar a Etxeberria surtieron efecto. El último de Urzaiz pareció más un descanso a Ezquerro que una apuesta ganadora. Hacia muchos minutos que el Athletic especulaba con el resultado dejando para el domingo en San Mamés una eliminatoria que considera encarrilada.

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