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BUSH EN EUROPA | Reunión con Schröder

Bush y Schröder escenifican el final de la crisis causada por la guerra de Irak

Estados Unidos y Alemania deciden trabajar juntos en lo que les une y aparcar las diferencias

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, continuó ayer, con una visita de seis horas a la ciudad alemana de Maguncia, la llamada ofensiva de encanto hacia Europa tras las diferencias transatlánticas provocadas por la guerra de Irak. Bush y el canciller federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), se esforzaron por acentuar lo que les une y barrer debajo de la alfombra lo que les separa. La población de Maguncia y sus alrededores padeció indignada el colosal operativo de seguridad provocado por la visita del presidente de Estados Unidos.

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Bush y Schröder entonaron ayer la canción de los sesenta Olvidemos el pasado y volvamos al amor. Cada vez que el presidente norteamericano se refería a Schröder le llamaba "Gerhard". También mencionó el interés de Estados Unidos en "una Europa fuerte para la paz y la libertad" y se refirió a Alemania como "gran país en el corazón de Europa". Ayer en Maguncia parecía lejano el eslogan lanzado hace poco más de un año en Washington hacia la llamada vieja Europa: "Castigar a Francia, ignorar a Alemania y perdonar a Rusia".

Al responder una de las cuatro preguntas en los 20 minutos que Bush y Schröder dedicaron a la prensa, el canciller puso de manifiesto de qué iba el asunto. Un informador alemán se interesó por las posibles diferencias con Bush sobre el papel de la OTAN tras el reciente discurso del canciller en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Schröder respondió: "Nos hemos puesto de acuerdo en no hablar siempre de aquello en lo que tenemos opiniones diferentes, sino de lo que tenemos una opinión común".

No se puede expresar con más claridad la intención que les animaba de barrer debajo de la alfombra las diferencias. A pesar de esta buena intención, en los 20 minutos de conferencia de prensa quedaron de manifiesto los puntos de vista diferentes en varias de las cuestiones que dicen haber tratado en su entrevista de una hora y media.

El problema iraní

Sobre la estrategia hacia Irán se esforzó Bush en lanzar piropos hacia la iniciativa diplomática que llevan adelante el Reino Unido, Francia y Alemania. No obstante, dejó claro el presidente: "Es vital que los iraníes escuchen que el mundo habla con una sola voz y que no pueden tener el arma nuclear". A continuación, Bush recalcó: "Todas las opciones están encima de la mesa y ésta es nuestra posición". En otras palabras: la diplomacia está muy bien, pero nos reservamos otras posibilidades.

Al responder a una pregunta sobre Irán, Bush dejó claro que los que han creado el problema son en primer lugar los iraníes porque "han sido cazados enriqueciendo uranio después de haber firmado un tratado que decía que no enriquecerían uranio. Estas discusiones se producen porque ellos han roto un contrato con la comunidad internacional y son ellos los que tienen que rendir cuentas y no nosotros". Concluyó Bush: "Irán no puede tener el arma nuclear para salvaguarda de la paz y seguridad y esto es un objetivo compartido por Alemania, Francia y Reino Unido". No obstante, Bush intentó tranquilizar con la frase: "Irán no es Irak".

Al referirse a las disputas sobre Irak, Schröder aseguró: "Las valoraciones diferentes son cosa del pasado y tenemos un interés común en un Irak estable y democrático". Después, el canciller repitió su letanía habitual sobre la contribución de Alemania a Irak: condonación de la deuda, contribución al programa de formación de policías y militares iraquíes en los Emiratos Árabes Unidos y aportación a la creación de ministerios e instituciones democráticas. Bush recogió el guante, habló también de dejar atrás las diferencias del pasado e impartió la absolución cuando agradeció la contribución de Alemania y dijo que comprende del todo las limitaciones. Bush perdona a Alemania por no enviar soldados a Irak.

Al final, todos contentos. Bush puede regresar a Washington tras haber restablecido las buenas relaciones con Alemania, y Schröder, a Berlín tras recibir el perdón de sus pecados.

George W. Bush (izquierda) y Gerhard Schröder, durante la rueda de prensa que dieron ayer en Maguncia.
George W. Bush (izquierda) y Gerhard Schröder, durante la rueda de prensa que dieron ayer en Maguncia.REUTERS

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