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Reportaje:

Rebajas al otro lado del muro

El Corte Inglés reabre sus puertas mientras los pequeños comercios cifran en 720.000 euros las pérdidas tras el incendio del Windsor

Las azafatas del punto de información de El Corte Inglés del paseo de la Castellana estaban ayer desbordadas. "¿Dónde está el salón del gourmet? ¿La peluquería de señoras, por favor?". El Corte Inglés más grande de Madrid -excepción hecha del de Sanchinarro- abría parcialmente sus puertas tras siete días de inactividad por el incendio en la cercana torre Windsor.

Un muro de metal y madera, bien disimulado, aísla a lo largo de tres plantas los 10.000 metros cuadrados del establecimiento a los que no se puede acceder porque han sido dañados o porque están dentro del cordón de seguridad establecido por el Ayuntamiento. "Se ha respetado el perímetro marcado y hemos puesto otro muro, paralelo al oficial, para garantizar absolutamente la seguridad", subrayó el director de relaciones externas, Ángel de Barutell.

Los dueños de negocios cercanos al rascacielos dicen que peligran 190 puestos de trabajo

Desde que el Ayuntamiento les comunicó que podían volver a abrir, el pasado viernes, los 2.100 empleados reubicados en otros centros retornaron al de Castellana, pero con un duro trabajo por delante. Durante todo el fin de semana se han afanado en recolocar las secciones afectadas en el resto de las plantas, limpiar y dejarlo todo como si el edificio contiguo no hubiera sufrido el mayor incendio de la historia de Madrid.

"En el supermercado había entrado un metro y medio de agua, de la lanzada por los bomberos para refrescar la torre incendiada. Cuando llegamos el viernes no quedaba agua, pero tuvimos que limpiarlo todo. Además, olía un poco mal, porque los productos perecederos se habían estropeado. Aunque esperaba que estuviera aún peor", explicaba Adriana, una de las cajeras.

El centro recibe unos 15.000 clientes al día. Desde primera hora de ayer, a pesar de que algunas entradas están rodeadas de vallas, agentes de seguridad y curiosos haciendo fotos a los restos del Windsor, eran muchos los que se acercaban al centro. "Algunos por curiosidad: para ver cómo ha quedado todo. Pero también hay clientes habituales", comentaba la azafata Noemí. Una clienta, Fernanda, estaba pendiente de la reapertura porque quería comprar un traje antes de que se acabaran las rebajas. Lo había visto en El Corte Inglés de la Vaguada, donde le habían dicho que en el de Castellana sí quedaba su talla. "Pero debe de haber sido uno de los que se han estropeado en el incendio, según me han dicho las azafatas", se lamentaba. La mujer observaba, además, que todo está un poco desordenado. "No se parece a El Corte Inglés; más bien es como un almacén", decía, y señalaba unos trajes que se amontonaban en los pasillos esperando a ser recolocados.

Más críticas eran Pilar y Angelines, clientes habituales. Por la planta por la que paseaban, la -1, donde estaba la papelería y ahora se ha recolocado parte de la sección de perfumería, el desbarajuste es evidente. Las dependientas limpiaban las estanterías donde posteriormente colocaban los productos. Unos operarios con unas escaleras arreglaban un desperfecto en el techo. "Todavía huele mucho a humo y humedad, y no entendemos cómo han abierto sin tener todo colocado", se quejaban.

En el subsuelo del edificio, los aparcamientos también retornaron ayer a la actividad normal, aunque los accesos por Raimundo Fernández Villaverde y Agustín de Betancourt siguen cortados.

El director de relaciones externas, Ángel de Barudell, no quiso precisar qué pérdidas han sufrido o si pedirán indemnizaciones. "Hemos hecho un esfuerzo para poner el centro en marcha y todavía no hemos valorado cuáles son los daños. Hay muchas partes a las que no hemos podido ni entrar", dijo.

Por otra parte, la asociación de comerciantes constituida el pasado domingo para pedir indemnizaciones por los daños sufridos por el incendio calcula que hasta el sábado habían perdido 720.000 euros. La asociación ha facilitado cuestionarios a los hasta el momento 75 asociados para obtener un cálculo de las pérdidas y así poder iniciar acciones legales y reclamar compensaciones. Los empresarios calculan que peligran 190 de los 500 puestos de trabajo. "Muchos están desesperados. Los clientes no pueden acceder a algunos comercios por las medidas de seguridad. Una tienda, el sábado, sólo hizo tres euros de caja", explicó el presidente, Víctor Sandoval.

Todavía hay algunas tiendas y restaurantes que no han podido abrir. "Siete u ocho podrán hacerlo una vez que apliquen las medidas de seguridad que ayer les indicaron los técnicos municipales", precisó Sandoval.

La asociación se reunirá hoy con dirigentes del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid para hacerles llegar sus problemas y reclamaciones.

Asimismo, la Confederación de Comercio Minorista y Autónomos de Madrid (Cecoma) ha abierto una oficina en la calle de Fernández de la Hoz, 28, para atender las quejas de los comerciantes, ya que se personará como acusación particular contra los responsables del siniestro.

Otros trabajadores se niegan a volver al trabajo por la proximidad de sus oficinas al edificio incendiado. Son los empleados de Red.es, entidad pública empresarial adscrita al Ministerio de Industria, quienes ayer comunicaron a la Delegación de Trabajo de Madrid la paralización de la actividad "por riesgo grave o inminente".

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