Hunter S. Thompson, la pesadilla americana
"El 20 de febrero, el doctor Hunter S. Thompson puso fin a sus días tras dispararse una bala en la cabeza en su casa fortificada de Woody Creek, Colorado". Así rezaba la nota remitida por su hijo Juan Thompson y publicada ayer por el Aspen Daly News. El sheriff del condado de Pitkin, un cargo al que Thompson intentó ser elegido y casi lo consiguió, confirmó lacónicamente que los indicios apuntaban al suicidio.
El autor de Miedo y asco en Las Vegas, su novela más conocida, tenía 67 años y era el icono viviente de una época, la década de 1970. Encarnaba un delirante estilo de vida en el que, con la ayuda de grandes dosis de química, las fronteras entre realidad y ficción dejaban de existir.
Había creado un estilo literario o periodístico -él mismo renunciaba separar estas dos profesiones- que bautizó como gonzo, que llevaba hasta el extremo las premisas del llamado nuevo periodismo, que tal vez no fuera nuevo, pero que ciertamente revitalizó el estilo narrativo de la prensa escrita de aquel momento y cuyo buque insignia fue la revista norteamericana Rolling Stone.
Había nacido en Louisville, en el Estado norteamericano de Kentucky, el 18 de julio de 1937. A finales de la década de 1950, con escasos 20 años, tras protagonizar más de un roce con las fuerzas del orden y ser expulsado del Ejército, empezó a escribir en la prensa deportiva de Florida. Luego se instaló en Puerto Rico, un lugar que definió como "una mezcla de Miami Beach y un mercado medieval" y fue allí donde se le ocurrió la idea de escribir su primer relato importante: una historia sobre las bandas de motociclistas que empezaban entonces a surgir en Estados Unidos, para lo cual se convirtió en uno de sus miembros. The Hells Angels fue un éxito de crítica. El modelo funcionaba.
Había encontrado un estilo, siempre en primera persona, con un ángulo totalmente subjetivo, pero pegado al detalle -a veces hiperrealista, otras surrealista y siempre alucinado- que le permitía desmenuzar el objeto de su análisis y desplegar una crítica social tremendamente eficaz y demoledora.
Fue Rolling Stone, por entonces un laboratorio literario excepcional, quien le dio la gran oportunidad de probar el modelo en el gran territorio de la política nacional; le puso a seguir la campaña presidencial de Richard Nixon en 1972. Sus crónicas, por lo general relatos de las trifulcas que él mismo protagonizaba con los asesores del candidato, el servicio de orden, la policía o simplemente con una azafata o cualquier funcionario, eran más reveladoras sobre el candidato republicano que cualquier análisis que pudiera hacerse desde el periodismo tradicional. Nixon ganaría las elecciones sólo para tener que abandonar el cargo por el caso Watergate.
El siguiente paso fue la excelente Miedo y asco en Las Vegas, un relato ya convertido en clásico, en el que Thompson consigue la máxima efectividad contando las peripecias de dos indeseables cargados hasta la coronilla de todo tipo de drogas que dinamitan una a una todas las convenciones sociales. Desde el humor más rabioso, es una de las más implacables críticas que jamás se han hecho del sueño americano.
El éxito -y probablemente los excesos químicos- lo desquiciaron poco a poco. Thompson se recluyó en su casa de las montañas Rocosas, de la que salía a hacer bolos en los que escenificaba su propio personaje. Por supuesto, siguió escribiendo y todavía consiguió obras notables como The course of Lono, un viaje a Hawai tras las huellas del explorador Cook, o más recientemente The rum diary o The proud Highway. A destacar la recopilación de los artículos de la campaña presidencial de 1972 titulada Miedo y asco en la campaña presidencial.
Su personaje ha sido llevado dos veces al cine. Primero fue el actor Bill Murray quien lo encarnó en Where the buffalo roams, y más recientemente Johnny Deep en Miedo y asco en Las Vegas. También ha servido como modelo a un personaje de la tira de humor gráfico Doonsbury.
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