ALGUNOS CRÍTICOS Y MULTITUD DE APOLOGISTAS Y HAGIÓGRAFOS
AL PAPA se le llama, de oficio, Santo Padre, pero escasean los papas en el creciente catálogo de santos del cristianismo romano en los tres últimos siglos: sólo uno, san Pío X (1903-1914). En el caso de Juan Pablo II, de civil Karol Wojtyla, podría mantenerse la historia, pese al empeño de sus apologistas y hagiógrafos. Destacan entre todos el norteamericano George Weigel (Biografía de Juan Pablo II, testigo de esperanza. Plaza & Janés) y el polaco Tad Szulc (El papa Juan Pablo II. La biografía. Martínez Roca). Tampoco escasean los biógrafos católicos españoles: el sacerdote Santiago Martín (Juan Pablo II: el Papa de la esperanza. Temas de Hoy), Manuel Hidalgo (Juan Pablo II. Un hombre extraordinario. Biblioteca Nueva) y Paloma Gómez Borrero (Huracán Wojtyla. Manhattan y Juan Pablo, amigo. Vida cotidiana en el Vaticano. Plaza & Janés). Entre los biógrafos independientes, incluso muy críticos, destacan el primer trabajo de Giancarlo Zizola (La restauración de Wojtyla. Cristiandad, 1985) y, sobre todo, el libro que Horst Hermann opuso a la idílica autobiografía del propio Wojtyla, Cruzando el umbral de la esperanza (Plaza & Janés, 1994). Hermann replicó, contundente, con El estrecho umbral de Juan Pablo II. Una respuesta crítica (Flor del Viento, 1995). El periodista Juan Arias pronosticó pronto los achaques reaccionarios de este pontífice en El enigma Wojtyla (Ediciones El País, 1985) y reiteró diagnóstico en Un Dios para el papa Juan Pablo II y la Iglesia del milenio (Grijalbo Mondadori, 1996).
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